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cristina.pineda@eluniversal.com.mx
Julieta Venegas es una de las artistas mexicanas que sumó esfuerzos personales para que su trabajo fuera escuchado en Cuba, por lo que con sus propios recursos acudió a promocionarse y a ofrecer un concierto en el Teatro Nacional en 2012.
Con el reestablecimiento de las relaciones entre la isla y Estados Unidos el panorama puede cambiar para México ya que los artistas ponen sus ojos ahí y se están acercando.
“Cuando hemos hecho cosas allá son por las ganas de ir, no porque alguien me contrate; lo hago porque quiero y no porque me van a pagar. Costeamos el viaje con otros shows de esa gira”, afirmó la cantante.
“No puedo decir qué va a pasar (con el reestablecimiento de relaciones), pero lo veo como algo positivo y yo seguiré intentando ir porque siempre es una experiencia ya que allá se conoce mucho de nuestra música”.
EL UNIVERSAL se comunicó con representantes de la Agencia Cubana de Derecho de Autor Musical (ACDAM) quienes explicaron que no hay un contrato con la Sociedad Mexicana de Autores y Compositores de México (SACM) y eso implica que ellos no pueden administrar las obras de los autores mexicanos ni tener un control o información de lo que llega allá.
“Si no hay contrato con ellos no sé en qué sentido se podría beneficiar México con el reestablecimiento de estas relaciones; ellos rompieron unilateralmente y sin previo aviso con nosotros en 1996, precisamente el año en que entró la Ley Helm Burton (que puso en vigor Bill Clinton para el embargo contra Cuba)”, explicó Tania Capote, especialista en la ACDAM.
Esta ley (Helm Buton) explica por qué el país caribeño no está afiliado a la Federación Internacional de la Industria Fonográfica (IFPI) y que, por tanto, no existan las certificaciones de Disco de Oro o Platino para contabilizar el éxito de un proyecto. Pero sí hay el Festival Internacional Cubadisco, que aunque es interno, da premios de composición y realización discográfica.
De este lado. Roberto Cantoral Zucchi, director de la Sociedad de Autores de México, aseguró que el rompimiento de relaciones con el gremio de autores cubanos no fue decisión abrupta y que se derivó de que la situación política en Cuba no los dejaba bien parados en cuanto a la recaudación ya que no se pagaban correctamente las regalías al catálogo mexicano.
“Era una reciprocidad un tanto desventajosa”, indicó. “El grado de penetración era que ellos estaban empezando a recaudar, después la cuestión cambiaria a dólares, era un tema complicadísimo y eso fue lo que motivó a hacer un stand by hasta esperar a que se consolidara el mercado.
“Ahora con la apertura que genera Cuba estamos en la mejor disposición de reanudar las relaciones. No tenemos nada contra ellos y ya tuvo el maestro Armando Manzanero (presidente de SACM) un acercamiento. Va a ir y en ese momento nos vamos a sentar a platicar para ver cómo reanudar las relaciones y que nos paguen correctamente”, agregó Cantoral.
La situación se ejemplificó el año pasado con el álbum Viernes Cultural, de Los Ángeles Azules, que fue grabado íntegramente en Cuba.
Gracias a esa experiencia es que piensan volver para tocar en vivo aunque reconocen que su música sí es conocida, pero que ellos no.
“Cuando nos preguntaron ¿por qué Cuba?, nosotros dijimos ¿por qué no? Conocimos la Cuba que se está liberando y trabajamos sin problemas”, explicó Elías Mejía
Amarga experiencia en cine. Cuando dieron las 11 de la noche en la calurosa Cuba, Gustavo Loza tomó los rollos donde había rodado el cortometraje Silencio profundo y los entregó a un asistente para que, a escondidas, llegara al aeropuerto local y saliera a México lo más rápido posible. El resto del equipo de producción, integrado por unas 10 personas, se dispersó por toda la isla: unos se hospedaron en hoteles, otros viajaron a Varadero y los demás tomaron el avión horas después.
El temor de Loza era comprensible. Durante todo el rodaje del corto había tenido que soportar personas siguiéndolos día y noche; restricciones para filmar en las calles de La Habana y, por último, la presión de las autoridades para ver la cinta.
Todo, porque supuestamente el guión de la historia, donde una prostituta tiene un hijo que desea salir del país en busca de su padre, atacaba al gobierno cubano. “El guión lo vieron cinco veces, dijeron que era una película anticastrista, que cambiara cosas, pero no lo hice”, contó Loza sobre esta historia que sucedió hace 10 años.
La experiencia fue diferente cuando fue a grabar la segunda temporada de Los héroes del norte hace tres años. “Nos dieron facilidades para hacer las locaciones”, comentó.