El público en un palenque mexicano espera alrededor de la arena circular para escuchar a su ídolo Joan Sebastian. Ya pasaron la doma de toros y la sangre que dejó la riña de gallos fue rápidamente cubierta con una alfombra.

Más rápido aún, se colocan los instrumentos sobre el escenario y la banda empieza a tocar. Joan Sebastian entra montado a caballo y canta cinco canciones hasta que desmonta y camina hacia su guitarra. La gente goza y todo parece ir bien. Hasta que Joan Sebastian cambia el semblante y empieza a gesticular hacia un lado del escenario.

"¡Súbele las guitarras! ¡Bájale los trombones! ¡Sospéchele, ingeniero!", le dice a uno de sus sonidistas frente a decenas de miles de personas. "Lo vamos a mandar a una escuela de ingenieros de sonido". Luego del concierto, reaparece el otro lado de Joan Sebastian.

"Venga, tómese una conmigo", solía decir el cantautor fallecido el lunes al ingeniero u otro músico al que pudo haber humillado públicamente. "No se enoje, es todo parte del show".

Así lo recordó el guitarrista uruguayo Federico "Freddy" Ramos, desde 2004 miembro de la banda del llamado "Rey del Jaripeo".

"Con el sonido de la sala no teníamos problemas, pero nunca, nunca, nunca estuvo conforme con el sonido de los monitores y era muy severo con ellos", dijo Ramos, minutos después de enterarse de la muerte de su jefe. "Les decía cosas horribles por el micrófono para que se enterara todo el estadio. Era totalmente estresante para todos, pero (los ingenieros) debían tener mucha paciencia y piel de cocodrilo, aunque la única vez que despidió a uno lo volvió a contratar al poco tiempo".

Ramos, desolado desde su casa en Santa Mónica, California, dijo que el secreto del éxito de Joan Sebastian yacía en la respuesta que el músico le dio hace algunos años cuando le preguntó cuál era la fórmula para hacer canciones que lleguen al corazón:

Hay que ser auténtico, le habría dicho, no tener pretensiones ni intentar complacer a nadie. Sólo cantar desde el fondo del corazón.

Ramos, un guitarrista, productor, compositor y arreglista de amplia trayectoria que ha grabado con músicos como Milton Nascimento, Jon Anderson (exvocalista de Yes) , Elton John y Vicente y Alejandro Fernández, se dijo "destrozado" por la muerte del intérprete de "Tatuajes", "Juliantla" y "Secreto de amor".

"Más que mi fuente de trabajo, fue mi amigo y un artista que siempre quiso mejorar y que se preocupaba de que sus músicos sonaran bien", expresó.

Poco después de unirse a la banda, Ramos conoció de primera mano el lado "cascarrabias" de Joan Sebastian.

"Antes de un show al aire libre en México, como su asistente no estaba, él me pidió que le afinara la guitarra, que estaba sobre el escenario bajo el sol", recordó Ramos. Así lo hizo, pero hasta que Joan Sebastian tomó finalmente el instrumento, el calor lo había desafinado nuevamente.

"Un aplauso para el maestro Federico Ramos, que viene desde Uruguay a desafinarme la guitarra", dijo el cantante sarcásticamente. Ramos se enfureció pero terminó el concierto. Luego del show, y en un típico ataque temperamental charrúa, enfrentó a su jefe en el camerino.

"Oye, Freddy, ¿qué pasa?", le respondió Joan Sebastian con una sonrisa. "Siéntate, es todo parte del show. ¿Quieres tomar algo?".

"Así era él, descomprimió una situación tensa con mucho sentido del humor", dijo el guitarrista. "Era cascarrabias sobre el escenario pero en la intimidad siempre nos alentaba y jamás nos habló de manera condescendiente".

Con frecuencia, luego de algún concierto frente a decenas de miles de personas, Joan Sebastian le pedía a Ramos si le podía grabar "algunas guitarritas". Lo que seguía era una sesión de hasta 16 horas seguidas. Esa misma energía le permitió cantar gran parte de sus conciertos montado a caballo, pese a que desde 1999 lidió en tres ocasiones con cáncer, la primera de los huesos. La tarea requería que el piso de grandes arenas como el Staples Center en Los Ángeles fuera cubierto con medio metro de tierra antes de sus conciertos.

Joan Sebastian cantaba cinco canciones seguidas sobre su caballo, desmontaba y subía al escenario a cantar con su guitarra, para después subirse a otro caballo diferente.

"¡Un aplauso para este animal!", decía al momento de cambiar caballos. "La gente aplaudía, y entonces Joan decía, 'Ahora un aplauso para el caballo'. Y los palenques se venían abajo por las risas", relató.

Añadió que Joan Sebastian le dijo "que sus padres eran primos hermanos y por eso se llamaba José Manuel Figueroa Figueroa. Estaba convencido que su 'locura' venía de ahí".

En las giras, siempre viajaba acompañado por quien fue bautizado por la banda como "Dr. Horse" (Dr. Caballo), un veterinario que además entrenaba a los caballos, en su mayoría propiedad del músico. Llegó a dar conciertos con cinco caballos diferentes, y más de una vez el caballo lo tiró al piso. La más peligrosa de esas caídas ocurrió durante un concierto en la Plaza de Toros de Cancún en 2011, cuando luego de caer el caballo lo pisó, fisurándole varias costillas.

Aunque hacía casi una década los médicos le prohibieron montar por sus problemas de salud, hasta 2014 siguió haciéndolo como un peligroso homenaje a la memoria de su padre, quien murió luego de caer de un caballo. A él le escribió una de sus mejores canciones: "El corrido de Don Marcos". "Nació el 18 de junio y murió el 8 de agosto/su gusto por los caballos le cobro el más alto costo", dice la canción.

"El decidió que, si tenía que morir, lo iba a hacer a caballo", dijo Ramos.

"No murió de cáncer", tuiteó tras su deceso su hijo José Manuel Figueroa. "Murió de los golpes que le dio la vida en el corazón".

Estos golpes incluyeron las muertes violentas de dos de sus ocho hijos. El primogénito, Trigo de Jesús, fue asesinado luego de un concierto de su padre en Mission, Texas, en 2006, mientras Ramos y la banda esperaban a Joan Sebastian en el autobús. Cuatro años después, su hijo Juan Sebastián fue asesinado en un club nocturno de Cuernavaca, Morelos.

Ninguno de los dos crímenes fue esclarecido.

Ramos y otro músico de la banda, Bob Bernstein, asistieron al velorio de Juan Sebastián, que fue en Los Ángeles.

"Nos paramos a un lado del salón y cuando (Joan Sebastian) nos vio pidió permiso entre toda la multitud y vino a darnos un abrazo", recordó el guitarrista. "Así era de cálido con su banda. Luego de la muerte de Juan Sebastián juró nunca más asociarse con nada relacionado con la violencia, y renunció a un papel protagónico que tenía en una película justamente por eso".

La película, que nunca fue filmada, se llamaba Silicon Valley Vice e iba a ser dirigida por Teodoro Rivera III. Ramos iba a grabar algunas guitarras. A juzgar por el guion, del que Ramos aún conserva una copia, era una típica película B con narcos, ametralladoras y chicas semidesnudas.

"Me dijo '¡Renuncio a la violencia! Ya no quiero saber más nada con eso!''', dijo Ramos. "'La violencia de esas películas engendra más violencia', me dijo. Y en sus shows él siempre exhortaba a los mexicanos a que aprendieran a solucionar sus diferencias sin la violencia. Era un tema que lo obsesionaba".

Joan Sebastian dio su último concierto el pasado 28 de febrero en la Monumental Plaza de Toros de Morelia, Michoacán, en lo que pareció ser una jugada mágica del destino.

"Cuando tocábamos en Michoacán", dijo Ramos, "Joan solía decir que, a pesar de ser orgullosamente de Guerrero, si volviera a vivir en una reencarnación sería michoacano".

sc

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