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A Iván Aguilera le cambia el semblante cuando comienza a hablar de su infancia junto a su padre, Alberto Aguilera Valadez (Juan Gabriel).
Recuerda el primer día que fue a la escuela. Tenía seis años y su papá decidió quedarse con él todo el día, porque sabía que no estaba cómodo yendo solo a ese lugar nuevo.
“Me hizo ese favor y cuando crecí lo entendí y me dio más gusto que lo haya hecho”, dice el joven de 28 años.
Pocos saben del cariñoso padre que era Alberto Aguilera, lo divertido y comprometido que estaba con sus cuatro hijos (aunque después aparecieran dos más). Solían ver películas y pasar juntos mucho tiempo, el cual era interrumpido por las giras.
“Él decía que se tenía que ir a trabajar y yo le decía que mandara a mi mamá y que él se quedara”, narra, “fuimos a shows con él y nos llamaba para ver si queríamos bailar, y nosotros decíamos no, ¿qué te pasa?”, añade entre risas.
Sin embargo, fue hasta que tuvo 13 años que le cayó el 20 de quién era su padre y lo que significaba que él estuviera en el escenario ante miles de personas, de lo que era Juan Gabriel.
Ver esa escena no le despertó ningún tipo de interés por convertirse en artista. Aún así aprendió a tocar la guitarra y el piano, mientras que sus hermanos Hans, Joan, Jean también aprendieron a tocar otros instrumentos como el bajo y la batería.
Iván mejor estudió administración de negocios y estuvo un año en una especie de interinato con su padre en Cancún, para aprender más sobre el negocio.
“El primer día que fui a un show de él, me dijo: tienes que entender muy bien que soy dos personas, soy Juan Gabriel y luego soy tu papá, cuando estamos de tour, soy Juan Gabriel, entonces quiero que seas muy profesional conmigo, no tomes nada personal de lo que te diga.
“Él siempre buscaba la perfección, siempre buscaba darle todo a su público y quería que todo su equipo fuera igual, por eso quería que yo lo hiciera así. Después de eso, ya era mi papá, ya decíamos chistes, pero cuando era trabajo, era trabajo”.
Trabajar con Juan Gabriel y Alberto Aguilera, reconoce Iván, le enseñó disciplina, honestidad y respeto hacia el público, que sigue amando a su padre aun despues de su muerte.
La vida después de Alberto. En los últimos meses, Iván ha tenido que enfrentar no sólo la falta de su padre, sino dar la cara por el legado del creador de “Amor eterno”.
“Es más difícil seguir la vida sin Alberto Aguilera, que es nuestro papá, porque Juan Gabriel siempre va a estar ahí, lo que nosotros extrañamos es a mi papá”, dice Iván Aguilera Salas en entrevista exclusiva, tras ofrecer su primera conferencia.
Delante de las cámaras sonríe poco, sino es que nada. Ahí le preguntan sobre sus hermanos, sobre los problemas legales, sobre sus planes, sobre lo que dejó su padre.
Para él y sus hermanos la misión es no decepcionar a su padre, proteger su legado, enaltecerlo y seguir haciendo cosas con la misma calidad que él las hubiera hecho.
Durante mucho tiempo, dice, trabajaron con él, aunque las personas no los identificaban; ellos eran parte del equipo, de la empresa de Juan Gabriel.
Sin embargo, reconoce que le hubiera gustado tomar mejores decisiones.
“Desgraciadamente no tuvimos toda la información que deberíamos de haber tenido en su momento y decidimos sobre lo que teníamos; me hubiera gustado regresar el tiempo y arreglar cosas que ahora no se pueden reparar, desgraciadamente, pero yo creo que como él dijo, siempre hay que seguir adelante, aceptar a la gente, perdonar”.
Admite que entre las cosas que he descubierto han habido sorpresas bonitas, como la aparición de sus hermanos. Pero reconoce que también hay cosas que no puede reparar con ellos.
“Me hubiera gustado que personas cercanas que sabían nos hubieran dicho sobre los hermanos que tenemos. No hay forma de pedir perdón, me hubiera gustado que ellos estuvieran ese día ahí… son cosas que no se pueden reparar, es algo muy duro”.
No le reclama el hecho de que su padre lo designara heredero universal y como la persona que tendría que arreglar desde los asuntos legales, incluyendo los homenajes y seguir adelante con los planes que tenían.
“Él tuvo sus motivos para hacer lo que hizo, yo creo que también fue porque los últimos años trabajé junto a él, quizás vio que estaba más preparado para enfrentarme a esto”.
Dice que le hubiera gustado decirle más que lo amaba, que es duro pensar que podía haber tenido más años con él o recordar ese día en el que esperaba cenar con él y ya no pudo.