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A principios del año 2000, Rodrigo Prieto tuvo la oportunidad de viajar a Cuba para fotografiar a Fidel Castro —quien falleció la noche del viernes pasado—, cuando aún era presidente, en dos documentales dirigidos por Oliver Stone, de los cuales tuvo experiencias inolvidables.
“Fue obviamente muy interesante, es una figura que podemos decir que ha estado en la historia del mundo por muchos años; cuando Oliver me invitó a participar quise hacerlo, invitamos a Carlos Markovich y entre los dos lo fotografiamos y fue inolvidable.
“En el primer documental que fue Comandante, Fidel estaba como realmente era: amigable, divertido; después hicimos Buscando a Fidel, que es un poco distinto en tono, ese sí es más político, más duro”, recuerda el cinefotógrafo mexicano.
Rodrigo reconoce que el ex mandatario le impactó.
“Oliver y yo tomamos una pausa; filmamos muchas horas, tres días seguidos. Oliver fue al baño y entonces Fidel me puso el brazo sobre el hombro y me dijo: ‘¿por qué te escogió a ti Oliver Stone para hacer Alexander?” (porque era la película que iba hacer después, Alejandro Magno) y le dije: ‘no sé’. Fue un momento curioso, se me quedó grabado que le interesara saber algo así”.
Luego, agrega, le regaló Amores perros, filme que fotografió.
“Él me regaló una guayabera blanca que se mantiene perfecta”.
El cinefotógrafo dice que la inteligencia y la habilidad de Castro son dos de las cosas que más recuerda.
“Oliver de repente le hacía preguntas para provocarlo y Fidel siempre tenía una respuesta que le daba la vuelta. También me tocó ver el lado oscuro de Fidel y eso fue en el segundo documental cuando nos invitó a ver algo que no era un juicio precisamente, pero iba a entrevistar a unas personas que habían tomado un barco de rehén y estaban en la cárcel, era como el teatro de lo absurdo. En esa entrevista estaban generales, Fidel, los acusados y nosotros, y no podían decir libremente lo que querían, era una demostración, a mi forma de ver, de cómo funcionan tantas cosas en Cuba. Fue muy interesante ver los dos lados de Fidel”.
De Cuba al Vaticano
Rodrigo estrenará pronto dos películas, una de ellas es Silence, su segunda colaboración con Martin Scorsese. Anteriormente, habían trabajado juntos en The Wolf of Wall Street, protagonizada por Leonardo DiCaprio.
“Estuve en Taiwán como ocho meses filmando Silence con Scorsese, que fue una aventura impresionante, muy intensa y creo que la película está muy bien y de ahí me fui a Atlanta en Georgia para filmar Passengers con Jennifer Lawrence y Chris Prat que es una película de ciencia ficción.
La película Silence ocurre en el siglo XVII y Passengers transcurre 600 años en el futuro y me las aventé seguiditas; fue como estar en mundos muy distintos y estuve terminando las dos al mismo tiempo”.
Ha sido un año de mucho trabajo, de mucho éxito también...
—Sí, la verdad que lo he disfrutado. Tuve la colaboración con Scorsese (que ya llevamos un par de películas) y también el piloto de la serie Vinyl.
Silence, cinta protagonizada por Liam Neeson y Andrew Garfield, narra la historia de un par de misioneros jesuitas de Portugal que viajan a Japón en busca de uno de sus mentores (Neeson) donde en esa época estaban prohibidas las religiones que no son de Japón. Para erradicarlas, los samurái y el gobierno japonés los capturan y los torturan para convencer a los misioneros a cambiar de opinión y ese es el conflicto de la película.
Scorsese se entrevistó con el Papa en el Vaticano y le mostró la película, ¿qué opinas?
—Para Scorsese es un trabajo muy personal, de chico llegó a considerar ser sacerdote, fue monaguillo, tenía un rollo con el catolicismo que años después se fue en otra dirección pero siempre ha tenido esa inquietud de entender la misma religión que lo movió de pequeño, es una búsqueda muy personal. Me parece muy importante que esté ahora en el Vaticano porque el Papa es jesuita y estos padres en la historia son jesuitas, va a ser interesante porque muchos sacerdotes jesuitas la van a ver”.