"Joanfa, el espejo de Juan Gabriel" acompañó a su ídolo Juan Gabriel durante 34 horas, con un lapso de descanso de sólo 4 horas. Está cansado y triste, por momentos aún no lo puede creer, El Divo de Juárez, el artista que ha imitado desde hace casi 20 años murió hace ya 9 días.
"Estoy aquí desde ayer, desde las 9 de la mañana. Me fui a descansar un rato a las 3 de la mañana, pero regresé hoy desde las 7 de la mañana para poder estar aquí, en estos últimos momentos con el maestro Juan Gabriel", asegura.
Son más de las once de la noche del último día de homenajes a Alberto Aguilera Valadez. Casi todos se han ido. De los 700 mil que colmaron los alrededores del Palacio de Bellas Artes no queda casi nadie, sólo técnicos y trabajadores que están a marchas forzadas para desmontando todos los equipos que se usaron para el homenaje que inició el lunes cerca de las 17 de horas; pero Joanfa sigue ahí, cantando.
Es de Atlacomulco, la zona norte del Estado de México, y porta un traje en lentejuela dorada y negra, como el que Juan Gabriel utilizó aquella noche de mayo de 1990, en el primer concierto en el Palacio de Bellas Artes.
"Es una zona mazahua en donde a la gente de bajos recuerdos le he llevado la música del maestro Juan Gabriel. Allá estamos trabajando que no tenía la oportunidad de venir a pagar un boleto del maestro. Así que yo le llevaba mi espectáculo a toda la gente de la zona norte", dice, sentado a un costado del recinto.
"Juan Gabriel nos llenó de amor. Nos despertó muchas cosas. Nunca lo vamos a olvidar, por toda una eternidad. He vivido este momento muy triste, aún no lo puedo creer, siento que ha sido como un sueño. Lo llevaremos en nuestro corazón", dice.
El frío arrecia. Es casi la medianoche. Queda el barullo de los coche sobre el Eje Central. Joanfa se rinde y decide marcharse. No hay más. El adiós definitivo ha llegado. Adiós, Juan Gabriel.
lsm