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Muchos se formaron desde el domingo por la noche provenientes de diferentes puntos de la República para ser los primeros en despedirse de Juan Gabriel. Monterrey, Veracruz, Puebla, Oaxaca, cada grupito gritaba su procedencia entre porras y canciones a su ídolo sin importar el frío o la lluvia.

Mientras, adentro, se preparaba todo para que la comunidad artística rindiera homenaje a sus cenizas alrededor de las 15:00 horas, afuera también se alistaba un segundo homenaje, ese que nace del canto popular, de las risas, de los recuerdos traídos en bolsitas de plástico para que no se mojen, de los discos, de las fotos de conciertos y de sus imitadores que entonaban las canciones más conocidas de El Divo entre coros y aplausos.

En cuanto llegaron las cenizas, casi a las 16:00 horas, la fiesta continuó afuera con la proyección del homenaje a través de las 12 pantallas que se instalaron en la Alameda Central y el Palacio de Bellas Artes.

Tampoco faltaron los valientes que, cortesía del aguardiente en la garganta, invitaron a más personas a cantar al son de las bocinas improvisadas afuera del recinto. Algunos más propios venían preparados con guitarras. Todos, tenían la intención de dejar el pulmón en la acera con las canciones de Juan Gabriel, de dejar las lágrimas, las letras de sus canciones.

“¡Por ti, Juanga!”, gritaban algunos. Otros más ofrecían de a 30 pesos las memorias de Juan Gabriel con más de mil canciones, 800 menos de las que Juan Gabriel escribió en vida.

“¡Llévelas!”, gritaban mientras que algunas mujeres modernizaban su negocio de rosas poniendo con letras plateadas en sus pétalos “Adiós Juan Gabriel”.

Todo eso con el mariachi de fondo, a todo pulmón también.

Y era gracias a ellos que a las filas de los asistentes que aún esperaban para pasar a ver las cenizas del músico, se les hiciera el tiempo más llevadero, porque ninguno estaba dispuesto a perder su lugar.

En las afueras, el templete mayor dio la bienvenida a Jas Devael, Mauro Calderón y Mayela Orozco, corista del creador de “Amor eterno”.

Sobre el templete estuvieron Pablo Montero, Cristian Castro, Alejandra Ávalos, el Mariachi de Mi Tierra y la banda de músicos de Juan Gabriel.

Un grupo proveniente de Parácuaro Michoacán, tierra donde nació El Divo de Juárez llegó al homenaje para pedir que las cenizas del compositor fueran llevadas a su pueblo natal como última morada.

José Antonio Villa, habitante del pueblo acompañado de cerca de 100 personas más expresó:

“Venimos a manifestarnos para que las cenizas se lleven a Parácuaro para hacerle un homenaje porque él siempre quiso estar a lado de su mamá”.

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