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qhacer@eluniversal.com.mx
Hoy es un día especial para todo aquel que le gusta mirar el espacio. Durante la madrugada se producirá la lluvia de meteoros de las Perseidas, también conocidas como Lágrimas de San Lorenzo, uno de los acontecimientos más esperados por los amantes de la astronomía que podrá ser visto dos noches más en todo el mundo.
Una vez que el Sol se ponga, comenzará el espectáculo justo cuando la constelación de Perseo salga por el Noreste. Éste será el momento ideal para buscar meteoros —se calcula que podrán verse hasta 200 por hora— que se acercarán sigilosamente desde el horizonte y rozarán la atmósfera.
Los especialistas de la NASA recomiendan alejarse de las luces que producen las urbes y entender que ésta es una oportunidad ideal para poder acampar en las zonas periféricas y rurales. Debido a las lluvias, nada asegura que en la Ciudad de México pueda verse con claridad, pero igual muchos aprovecharán para sacar su telescopio y hacerse astrónomos amateurs.
¿Por qué nos importa mirar hacia el espacio? Es una pregunta que Alejandro Farah, doctor del Instituto de Astronomía de la UNAM y experto en telescopios, considera importante y básica: “Todos y cada uno de los átomos que están aquí, en nuestra ropa o cabello, se formaron en una estrella, cuando escuchamos que somos polvo de estrellas... ¡es verdad!”, reflexiona.
“Si te pones a ver el macrocosmos y el microcosmos hay muchas similitudes y nosotros estamos en medio; al final, nosotros somos seres vivos con un ecosistema que está vinculado a todo. Estamos amoldados a nuestra Tierra y todo eso está vinculado... somos parte del Universo y sólo voltear a verlo es vernos a nosotros”.
El doctor Farah fue galardonado en 2009 por la Academia Mexicana de Ciencias con el premio Wizmann a la mejor tesis doctoral en ingeniería, pero alguna vez fue un niño común lleno de dudas al mirar hacia el Espacio, mismas que lo acercaron a la ciencia. Recuerda su gusto por los relojes de sol y sus dudas del por qué en sus vacaciones en Mérida había luna llena.
“Mi abuela me explicó que la Semana Santa se define en función de la luna llena en esa temporada del año; y cuando entendí, eso me proyectó hacia la ciencia indirectamente, es algo que ignoras si tiene que ver con la física, pero te hace querer entender más”, platica con EL UNIVERSAL.
Su pasión se vio reforzada en su adolescencia, cuando se negó a pagar por ver a través de un telescopio mientras caminaba en Coyoacán; había leído en una publicación que podía construir su propio aparato y ahí, asesorado por el instituto en el que ahora labora, comenzó su gusto que lo llevó a dedicar su vida a la ciencia.
“La astronomía, como dicen muchos científicos, es el área de la ciencia más sexy; y eso tiene una gran ventaja porque atrae a muchos jóvenes, adultos y niños, prácticamente todos desde que tuvimos infancia vimos las estrellas y la luna, y sentimos una atracción, no nada más gravitatoria, sino de mucho tipos”, considera.
“Pero también es una muy buena entrada para la gente se acerque a la física, a las matemáticas, la química, la biología... incluso a la literatura, porque la astronomía es un magneto para todas las áreas de conocimiento. Está llena de músicos, poetas y locos”.
Entre esos testigos del Universo, el doctor se ha encontrado con arquitectos, fotógrafos, geofísicos, biólogos, programadores y un sinnúmero de profesionales que se han acercado al Instituto de Astronomía de la UNAM para ampliar sus conocimientos.
No sólo ellos, también gente común de cualquier edad.
“En las pláticas de divulgación tenemos dos grandes grupos: son jóvenes entre la prepa y últimos años de la carrera o personas que están tratando de jubilarse. Gente mayor que tuvo cierta atracción por la astronomía y dice: 'ya trabajé 40 años y quiero hacer algo que me gusta'. Es gente que construye su telescopio grande o toma imágenes hermosas de las estrellas”.
La astronomía, dice el doctor Farah, es una oportunidad para crear futuros científicos en varias áreas, pero también para cualquiera que quiera mirarse a sí mismo en el Universo, pues no requiere tener cierta edad, ni dinero: “Con un simple 'sleeping bag' verás las estrellas toda la vida. Por mucho que te canses del voltear , por mucho que te duela el cuello, ¡vale la pena! Es un pivote para acercarnos a todas las áreas del conocimiento”, enfatiza.