Farándula

César Costa se ríe del cine

El cantante y actor recuerda pasajes divertidos de su vida; promueve exhibición del humor en cine mexicano

Más de 500 objetos en ¿Actuamos como caballeros o como lo que somos? El humor en el cine mexicano (C. ROGEL BLANQUET. EL UNIVERSAL)
09/08/2016 |23:06
César Huerta Ortiz
reportero de la sección EspectáculosVer perfil

cesar.huerta@eluniversal.com.mx

Aguantar sentando a Chabelo en una pierna durante ocho años, ¡no es fácil”, dice César Costa riendo, recordando su participación en el unitario de comedia La carabina de Ambrosio.

“Es enorme y muy grandote y fuerte, también lo cargué dos beces y lo eché a la maleta al desgraciado”, agrega al rememorar los esquetches en donde él interpretaba a un ventrílocuo y Chabelo al muñeco Pujitos.

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Costa habla a unos pasos de la exposición ¿Actuamos como caballeros o como lo que somos? El humor en el cine mexicano, en Cineteca Nacional.

Son tres pisos dedicados al género, desde las carpas, pasando por las películas de “Cantinflas” y Tin Tan, cuyo vestuario está en exhibición, hasta las comedias actuales como Nosotros los Nobles y las animaciones promovidas por Huevocartoon.

Hay videos, fotografías, letras originales y hasta el maniquí original de Ensayo de un crimen, de Luis Buñuel, con humor negro.

Costa promovió por meses el concepto. Él fue durante los ochentas una figura de la comedia en la pantalla chica, conduciendo por casi una década La Carabina de Ambrosio y la serie Papá soltero, aún programándose en tele de paga.

“Si ha sobrevivido tanto tiempo, es que algo se hizo bien”, considera.

Siendo de buen humor, ¿era de los que buleaban a los otros niñosen la escuela?

Por mi estatura nunca pude ser buleador, que antes no era así, sino que se decía “agarrar de puerquito a alguien”. Tuve que aprender box, que me encantaba, pero realmente para para poder defenderme porque como me veían como el má s pequeño, querían abusar de cierta manera de mí.

Un tío me enseñó y aprendí a meter las manos (risas) y sí me los sonaba (a los acosadores), cuando había pleitos siempre me escogían a mí.

En la exposición está Cantinflas, Tin Tan, muchos, ¿con algunos platicó alguna vez?

(Risas) Me asusta mucho porque a muchos (ya fallecidos) los conocía. Claro, empecé a los 17 años la carrera y alterné en las caravanas (recorrido en camión por pueblos) con Fernando Soto Mantequilla que era un obligado en esas giras.

A Mario Moreno lo conocí, bueno, mi papá hablaba con él. En un temblor se cayó el edificio y mi papá lo fue a ver y le dijo que cuántos había perdido, Mario contestó que sólo la mano de obra, porque el material, ahí estaba.

Con Tin Tan trabajé en Caín, Abel y el otro (película de 1970) y era fascinante verlo, él y varios de esos años eran actores, cantaban y bailaban, del drama pasaban al humor.

Dicen que el mexicano se ríe hasta de la muerte...

Yo creo sí, el humor hace pasar mejor la vida. Cuando murió Beto el Boticario (su compañero en La carabina de Ambrosio) le dije a su hija: a tu padre le debo mucho, nunca lo vi de malas en ocho años. Y me dice: un día antes de morir mi papá me dijo que tenía problemas con el alma, le pregunté por qué, y respondió que con el almanaque porque se le caían las hojas (risas). Cuando se tiene esa actitud ante la muerte, es una maravilla.

¿Qué va a pasar con la exposición después de que termine?

Aquí en Cineteca termina en octubre, en fines de semana ha habido 700 personas y es un orgullo haber sembrado esta semilla.

Se va a Monterrey al Museo de Historia Natural a partir de noviembre y luego se tiene interés en que se vaya a Los Ángeles, Chicago, San Antonio y Nueva York, Estamos intentando que se vaya a Guadalajara, Mérida, varios, estamos buscando qué hacer.