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San Miguel de Allende.— Porque el público lo pidió, una fotografía de Mario Moreno Cantinflas donde posaba al lado de Arturo Durazo Moreno, jefe de la policía capitalina en los 80, fue retirada del grupo que se exhibía en lo que fuera su casa de esta ciudad.
La anécdota pasó hace tiempo, pero la política aún continúa y no se tiene pensado reponer el retrato. Esta y varias historias forman parte del ahora Hotel Posada La Ermita, cuya construcción original fue habitada en los 60 por el Mimo de México.
El sitio se encuentra a casi un kilómetro del jardín principal sanmiguelense, en la parte más alta del municipio, pero que a través de las décadas y ante el crecimiento de la mancha urbana, ya forma prácticamente de la zona centro.
“Las fotografías son de todo tipo y originales, una que no gustaba era donde estaba Durazo. Hay otras en que sí está con presidentes (como José López Portillo y Gustavo Díaz Ordaz), pero los chavos no tienen mucho recuerdo de ellos”, comenta Manuel Fonseca, sub gerente del imueble.
Entre sus muros llegaron a estar sus amigos artistas: la actrices Dolores del Río y María Félix, el cantante Pedro Vargas, quien tenía una casa a escasos metros de aquí mismo; el pintor David Alfaro Siqueiros y el compositor Agustín Lara.
Todos ellos fueron inmortalizados en una pintura que se encuentra en el lobby del inmueble y que es, también, muestra de lo que fueron los inicios de la casa de verano del protagonista de “Ahí está el detalle”.
Junto a la recepción hay una sala completa usada por Moreno Reyes y donde quien quiera pueda descansar o trabajar, teniendo alrededor diversos regalos otorgados al histrión como dos armaduras y candelabros.
La alfombra sobre la que están colocadas los sillones también la pisó Cantinflas.
“Se da mantenimiento, cuidados, para que se conserve todo bien”, apunta Fonseca.
¿El fantasma o la energía de Cantinflas se conserva? Fonseca no puede afirmarlo, pero sí pasan cosas experimentadas por él mismo. Su habitación se encuentra justo arriba de la primera construcción supervisada por el actor, para regalársela a su mamá.
“Apagué las luces del pasillo porque no había nadie y para ahorrar energía, pero se prendían solas, apagaba y otra vez; pregunté si había un control abajo y me dijeron que no, total que dije: ‘ok, ¿quieres que las deje encendidas? Lo haré’”, cuenta.
“También llegan y tocan la puerta, los empleados del hotel dicen que no son ellos; clientes dicen que de pronto se oye mucho ruido, aunque no haya nadie, no puedo decir que sea o no él, quizá es otra cosa”, narra.
Actualmente la propiedad es de Roberto Palomera, quien fuera ingeniero de cabecera de Cantinflas. Todos los objetos que posee le pertenecen, al haber sido parte del inventario vendido por el actor mexicano en vida.
En el menú sobresalen los Huevos Cantinflas, alimento que gustaba comer, platillo consiste en dos huevos estrellados montados sobre una tortilla frita, con jamón, queso gratinado y mole.
“Para que la gente pruebe lo que él hacía”, destaca el ejecutivo.
Una de las habitaciones de la morada (cuyo costo por noche, promedio, es de mil 800 pesos) no se renta, porque fue regalada a un amigo quien ocasionalmente la visita.
“Aunque le damos servicios de limpieza como a cualquier habitación”, indica Fonseca.