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En la obra póstuma de Pablo Neruda Confieso que he vivido, publicada en 1974, las memorias del poeta chileno describen su paso por México.

“Lo recorrí por años enteros de mercado a mercado. Porque México está en los mercados. No está en las guturales canciones de las películas, ni en la falsa charrería de bigote y pistola”, dijo.

Hoy los mercados son la materia prima de lo mexicano, cada delegación alberga al menos uno, llenos de algarabía de la que se escapan frases típicas: “güerita” “pásele” y “hay de todo”.

La experiencia en sí misma es enriquecedora, por eso no es de extrañar que en la modernización de la Ciudad de México se haya buscado capturarla en un nuevo concepto que intenta llevarlos al siguiente nivel.

Los mercados Molière, Milán 44, Del Carmen e Independencia, distribuidos en distintas zonas de la capital y de recién apertura, son un buen ejemplo: tienen ciertos dejos de los tradicionales, pero con diseños industriales y modernos. En ellos se albergan puestos con comida variada, cuya presentación y calidad son próximas a lo gourmet. Sin faltar las bebidas que van desde la típica agua de horchata, hasta cervezas artesanales importadas.

Como lo hicieran sus predecesores, estos mercados tienen la intención de solidificar el sentido de pertenencia de los vecinos, del “barrio”, como describen sus fundadores, a sabiendas de que éstos son abiertos a otros sabores y con ingresos variados, que suelen ser oficinistas entre semana, y familias y amigos en los fines.

“Creo que sí nos podemos comparar con el típico mercado de delegación”, considera David Miranda, uno de los socios del Mercado Molière, en la zona de Polanco. “Es obvio que quisimos capturar la experiencia, cada quien puede comer lo que le gusta en un ambiente informal; la diferencia es que acá puedes encontrar una comida de mucho mayor calidad y todavía a un buen precio, a diferencia de un restaurante costoso”.

Si la aseveración de Neruda sigue siendo cierta y aplica a estos lugares, quizás éste sea un reflejo de vecinos que siguen amando lo informal y el bullicio, pero eso sí, más cosmopolitas.

Molière. Concepto que se adapta a la zona de Polanco

La Ciudad de México es un ente en sí mismo, que crece, se transforma y se expande.

En la calle de Molière, que cruza las colonias Polanco y Ampliación Granada, casi al llegar a la avenida Río San Joaquín se hallaba el Salón 21 que luego se convirtió en Jose Cuervo Salón. Junto al lugar, que visitaban hasta 3 mil 500 personas por evento, había una bodega de cocinas. Hoy el recinto musical está cerrado y el almacén es el Mercado Molière.

“Queríamos poner un restaurante pero vimos que la estructura de la bodega era muy grande, así que decidimos poner un mercado”, cuenta David Miranda, un socio.

“Ló más difícil fue reunir a los locatarios, buscamos que tuvieran calidad en sus alimentos y que no se repitieran conceptos”.
El mercado Molière se erige como algo ad hoc al nuevo rostro de la zona, que ha tenido gran crecimiento habitacional, en ofertas culturales y de entretenimiento (Museo Jumex, Teatro Telcel, entre otros).

La entrada te recibe lo mismo con un puesto de sushi (Sushi Hoko-ki), que con otro de barbacoa y mixiotes (Ex Hacienda de Tultengo). El diseño industrial (propio del almacén que ahí se hallaba) da una sensación de amplitud, a pesar de lo reducido del lugar.

El trato es cordial y el ambiente cosmopolita que incluye, desde luego, reminiscencias de los mercados tradicionales mexicanos: escaleras con mosaicos, locales aleatoreos, sonidos y olores disímiles.

Algunos provienen de lugares más internacionales, como el de las hamburguesas Betty’s Burgers, cuya especialidad, la Juicy Lucy, contiene carne hecha al momento con queso chedar.

Destacan los paninis a la parrilla de Tribeca Food Truck, sin faltar la bebida, que incluye cervezas de Bélgica. Si quieres refrescarte elige Hoegaarden, una bebida de trigo —lo que la hace menos amarga— que tiene un toque cítrico. ¡Provecho!

Milán 44 De todo un poco
La calle de Milán, en la Colonia Juárez, alberga diferentes propuestas gastronómicas y culturales ​que últimamente le han dado un nuevo sentido.

El teatro Milán y el Foro Lucerna, así como el Museo del Chocolate y Milán 44 ofrecen a los visitantes espacios culturales y gastronómicos que todavía contrastan con el pasado (hay un campamento zapatista en torno a éstos).

“Barrio, abarrotes y comida” son las palabras que lleva la fachada de Milán 44, un edificio de paredes blancas y ventanales grandes que alberga una oferta orgánica (desde comida hasta productos de belleza). ​Concentra un poco de barrio y mercado formando un espacio cómodo donde se puede llegar en bici acompañado con tu mascota.

En el primer piso se encuentra Ojo de Agua, un restaurante que llega hasta el segundo piso y que ofrece variedad de alimentos, desde los tradicionales desayunos como chilaquiles en salsa verde, hasta extractos —jugos— que llevan diferentes frutas, sándwiches como el Guanábana-deli, que va acompañado de cuatro quesos y una salsa martajada de guanábana —sí de guanábana— que lleva trocitos de la fruta, almendras y chile verde. Además, los vecinos de la Juárez pueden comprar frutas y verduras del día por kilo.

En la otra sección del primer piso se halla una panadería artesanal; si prefieres cocinar en tu casa, puedes comprar en la carnicería Guerrero. Si lo tuyo son los mariscos, Edo-ya trae productos frescos del mar.

En el segundo nivel podrás degustar algo dulce, como un Matcha Latte en Star Tree Tea; el matcha es una combinación de té verde con leche de almendras.

Para los que gustan de las cosas frías están los helados Nómada, que ofrecen sabores como naranja con lavanda, plátano caramelo y limón con hierbabuena.

Ecobutik ofrece productos de belleza orgánicos. Sus velas son peculiares pues, en casa, puedes encenderlas y untar la cera en tu piel, ya que dejan su perfume.

Lo mejor de todo es que la mayoría de los productos son orgánicos y mexicanos. ¡Hay de todo!

Independencia. El nuevo hot spot del Centro Histórico

En este mercado, ubicado en el corazón de la Ciudad de México, encontrarás desde postres como helados, churros y dulces mexicanos hasta una variedad de alimentos que van desde la pizza haste, las tlayudas, cortes de carne y mariscos.

De todos los mercados en la ciudad, este es el más nuevo y aunque actualmente el público ya puede visitarlo, su gran apertura será el día de hoy y el jueves de la próxima semana, por lo que recibirán a todos con bombo y platillo. Ubicado a tan sólo dos calles del Teatro Metropólitan, el Mercado Independencia buscará colocarse como el punto de reunión obligado para los amantes del Centro Histórico.

Nada mejor para acompañar tus alimentos que una buena cerveza o un trago recién preparado, mismo que podrás probar en Barra Independencia donde la atención y el estilo se hacen presentes. Si lo tuyo es más tranquilo, en La Botica del Té tiene una amplia variedad de sabores que buscan crear la armonía entre mente, cuerpo y espíritu, además de que sus ingredientes son 100% mexicanos.

Otro de sus grandes atractivos es la terraza, la cual tiene una vista hacia la Torre Latinoamericana, lo que hace que la convivencia se haga más amena.

Aproximadamente 25 locales diferentes son los que se reúnen dentro de este lugar, así que la oportunidad de probar algo diferente cada vez que lo visites es una garantía.

Imperdonable no visitar la tienda de dulces y comprar alguna de sus gomitas con sabores como pie de limón, cajeta, guanábana y hasta coco.

Si estás buscando un lugar donde disfrutar de una rica comida o donde puedas estar relajado con tus amigos antes de un concierto o después de él, este sitio será de tus favoritos.

Roma. Sabores que se unen y enamoran a cualquiera

En la colonia Roma hay un mercado gastronómico con proveedores y chefs que en 2014 se unieron para atraer a todos los amantes de la  comida y bebida.

En el Mercado Roma puedes encontrarte con los platillos de algunos de los mejores restaurantes de la ciudad como Azul Antojería, Butcher & Sons, La Barraca Valenciana, Barbacoa del 23, Las Tapas, Fiamma, Tacos Waygu, Oli by Vicente Torres, Campagne, La Ahumadora y El Carbón.

A lo largo de los más de mil 500 metros cuadrados, podrás disfrutar de los restaurantes y elegir sentarte en la barra de los mismos, o llevarte tus alimentos a unas mesas comunales que se encuentran en la parte trasera. También tienen puestos de café, postres y pasteles, como La Ruta de la Seda, Ozio, Dulce Corazón, chocolatería Que Bo!, Da Silva y Sal y Dulce Artesanos.

Entre los productos que podrás encontrar en este mercado gastronómico hay pescados, mariscos, quesos, mermeladas, verduras y aceites. Cuentan con locales de orígenes orgánicos y la Ecobutik, donde tienen productos e ingredientes orgánicos, reciclados y de comercio justo. Hay aquí diferentes proveedores de materia prima de alta calidad, por lo que, si piensas organizar una cena en tu casa, puedes acudir a comprarlos ahí.

Del Carmen. Variedad de sabor y estilo

Entrar al Mercado del Carmen es abrirte las puertas a una experiencia completa en todos los sentidos.
Una vez dentro encontrarás desde tiendas de diseño hasta un local con pan recién hecho.

Pero el mercado esconde más que eso, en la parte trasera se encuentra un food court con largas mesas de madera en donde podrás disfrutar de una carta variada en cada uno de sus establecimientos.

Lo mismo puedes decidirte por probar comida árabe en la Jocoquería o alguna de las hamburguesas de cordero y hasta avestruz en Garufa o animarte por algo de comida española en Manolo y Venancio.

También encontrarás sushi, platillos elaborados con ingredientes del mar, pizzas y hasta tlayudas con mole negro.

Nada mejor para acompañar alguno de tus platillos que una cerveza artesanal, misma que puedes comprar en El Bebedero, escoger entre un ron, vodka o tequila en Onza, sin dejar de lado su variedad de cocteles y, si lo tuyo es más tradicional, escoger entre la variedad de aguas que ofrecen, como las de coco y jamaica.

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