cesar.huerta@eluniversal.com.mx
Ludwika Paleta acepta que conoce gente que hace y utiliza drogas en su vida cotidiana, pero eso no quiere decir que alguna vez le hayan ofrecido a ella.
“Que cada quien haga de su vida un papalote, creo que (el no ofrecerle) tiene que ver con que he sido siempre saludable y no he estado metida esos círculos”, señala.
“Incluso amigos míos, que sé que se meten coca, no lo hacen enfrente de mí, no la sacan, digo, de adolescente no fui una blanca palomita, pero nunca me dio por ahí”, subraya.
Paleta declara esto a pregunta expresa y teniendo como pretexto el reciente estreno, en Estados Unidos, de la serie La querida del Centauro.
En la historia interpreta a a Yolanda, una mujer que en prisión conoce a un jefe del narco (Humberto Zurita), de quien se hace amante.
En México la producción se estrenaría en marzo.
La realidad supera la ficción y no me refiero al caso reciente Kate del Castillo-“Chapo” Guzmán”, también a reinas de belleza que se ven envueltas en casos así...
Hay una condición innegable y es que las mujeres queremos protección, queremos al macho alfa, al gorila más grande que nos cuide, al que nos haga sentir más tranquilas, seguras y protegidas; esa es la naturaleza de las mujeres desde la época de las cavernas.
Es algo que tenemos tan en nuestros genes que cómo pretenderíamos que fuera diferente, sí, estamos en 2016, pero no ha cambiado mucho la necesidad de los hombres de buscar a su hembra y las mujeres, a quien más oportunidad de protección le dé.
¿Alguna opinión del caso Kate?
No estoy muy enterada, de verdad. Hay gente que no me cree, pero no veo televisión y no estoy empadada de lo que se dice. Ella es una compañera actriz y yo trabajo y no tengo por qué estar hablando de ella.
Joaquín Cosío dice que después de hacer a “El Cochiloco” (El infierno) de pronto gente le ha dicho que ellos son los reales y que se vaya con ellos, ¿te ha pasado algo similar en tu carrera o has sospechado de alguien?
Una vez estábamos en una gira con la obra los Monólogos de la vagina, en Tampico, y las productoras nos dijeron que había un señor que había comprado todas las primeras tres filas para él solo. Y sí, había un señor con botas y sombrero sentado en medio de las filas en el teatro, digo, seguramente no era un dueño de una constructora o empresario, entonces me imagino que era narco o qué se yo. Nunca supe su nombre ni se acercó.
Inicia teatro.
Esta semana Ludwika comenzó ensayos de Graves heridas de juego, puesta en escena que coproduce junto con Osvaldo Benavides y Pedro Ortiz de Pinedo. Su estreno se daría en abril teniendo como sede el Teatro Ignacio López Tarso, en la ciudad de México.
“Es como un dramedy, una comedia antiromántica, oscura, sobre dos personajes que se conocen y es su vida a través de 30 años; ya que se conocen desde niños y en los momentos de dolor se curan sus heridas”, detalla.
“Finalmente es una historia de amor porque el amor no es que nos han vendido siempre: no es bonito y creo que el amor más profundo es doloroso”, señala la actriz.