qhacer@eluniversal.com.mx

Si aún no tienes idea de dónde podrías dar el grito de Independencia este próximo 15 de septiembre, seguramente te convendría descubrir uno de los secretos mejor guardados en la capital y que está ubicado en el centro de esta gran ciudad.

Se vale salir de lo conocido y darte a la tarea de redescubrir este lugar que invita a disfrutar en compañía de familias y amigos, porque lo mexicano está bien hecho.

Garibaldi es un lugar patriótico y no sólo en estas fechas. Bien puedes asistir en cualquier época del año y los cantos de esos hombres vestidos con trajes típicos mexicanos y grandes sombreros te darán la bienvenida desde antes de que llegues a la plaza. ¿Quién no ha festejado con la canción “Cielito lindo” o quién no ha cantado a todo pulmón cuando suena “Acá entre nos”, o a quién no se le enchina la piel cuando escucha “El son de la Negra” y se ha puesto a bailar cuando tocan “El mariachi loco”?

Si todo esto es atractivo, el hecho de gritar, cantar, llorar y bailar en un solo lugar se convierte en una experiencia indescriptible.

En una ciudad tan grande como lo es México, no es de extrañarse que se dedicara un recinto para albergar la historia de dos bebidas, por ello nace, hace apenas unos años, el Museo del Tequila y el Mezcal.

Ubicado en la Plaza Garibaldi, en este lugar se busca dar a conocer el proceso de elaboración de estas bebidas, así como sus facetas en la destilación pero también la historia y difusión cultural que han adquirido a nivel mundial.

Entrar al MUTEM es una experiencia completa, y no sólo porque desde que llegues a sus puertas los mariachis a tu alrededor parecen darte la bienvenida, sino porque entre sus paredes además de conocer la historia del mariachi y de la Plaza Garibaldi, cuentan con una exposición de más de 300 botellas de estos tragos.

En el primer piso del lugar encontrarás una exposición permanente, mientras que en el segundo nivel, y para que no te quedes con ganas de probar esta bebida de gran tradición, cuentan con un restaurante-bar donde además de poder degustar de platillos mexicanos, disfrutarás de una vista única de la plaza.

Lo que sorprende al subir a la terraza es la variedad de música, el panorama de la plancha de Garibaldi que se aprecia mejor desde arriba, los papeles picados que cuelgan del techo y el carisma del encargado del lugar.

El señor Pedro Dominguez está al pendiente de lo que los comensales necesitan; es una persona orgullosa de ser mexicano.

“Mi trabajo es algo que me apasiona y lo disfruto, el concepto es algo muy mexicano, algo que siento y por eso doy lo mejor de mí, porque soy mexicano, porque estoy feo y porque soy feliz”, dice sonriente el señor Pedro.

Comenta que además en la terraza cuenta con diferentes atractivos, así cómo imitadores de Juan Gabriel y Vicente Fernández, baile folclórico y hasta DJ después de la medianoche.

“Le digo a la gente que venga, que conozca, que se divierta, es un lugar seguro, se van a llevar un buen sabor de boca, tanto del tequila y el mezcal que van a probar y también por la calidad del servicio. Aquí los esperamos, hasta que el cuerpo aguante”, concluye.

Definitivamente ir a este museo es algo diferente, ya que además de conectar con las raíces de estas bebidas mexicanas, se convierte en una experiencia en la que también tienes oportunidad de disfrutar de primera mano de lo que hablan. Si estás buscando a dónde ir con tus amigos para celebrar, y les hablas sobre este museo será donde siempre habrán querido hacer sus tareas.

Para completar tu recorrido, no olvides visitar la tienda de recuerdos, donde podrás encontrar una variedad de artículos y productos artesanales de alta calidad relacionados con el arte del tequila y el mezcal, y recuerdes tu visita a este gran lugar.

Paseo de los Ídolos de la Música Mexicana

Pedro Infante levanta el sombrero incluso después de muerto. Lo hace todos los días y a todas horas en Plaza Garibaldi. Quien interpretara a Pepe el Toro también acompaña a una serie de personajes icónicos de la música vernácula.

José Alfredo Jiménez y Juan Gabriel miran a los peatones que buscan un mariachi para algún amor, alguna pena o algún festejo. Este lugar tiene una historia larga, llena de celebridades y símbolos de la cultura popular mexicana.

Aquí en 1981 se grabó Allá en la Plaza Garibaldi, protagonizada por Pedrito Fernández, película que narra la historia de un niño huérfano que llega a la ciudad de México para cumplir sus sueños y que terminaba siendo mariachi, compinche de una banda de ladrones.

Esta plaza, rebosante de vida en las noches, también ha sido lugar de despedidas fúnebres, tal fue el caso de Joan Sebastian y la despedida de sus restos ante un público doliente. El cantautor era asociado a la música ranchera y a toda la cultura que representa Garibaldi: desamor, deseo por el pasado y música “para olvidar”.

A don Alfredo y Pedrito se agregan José Ángel Espinoza, Cirilo Marmolejo, Tomás Méndez Sosa (quien alza los brazos como si estuviera toreando. En una mano el sombrero de charro, en el otro brazo un chal, y una sonrisa que regala a quien lo mire), María de Lourdes, Javier Solís, Lola Beltrán y Manuel Esperón (que fue el más importante compositor de ranchero de la época del cine de oro mexicano). Atrévete a dar un recorrido al lado de estas grandes personalidades que hasta nuestros días siguen diendo recordadas por muchos.

El Tenampa: comida con sabor e historia

“Un día llegó Luis Miguel, eran como las 11 de la noche, no había mucha gente, entró acompañado como de 30 guardaespaldas y gritó ¡Ay el Tenampa! me presenté con él, yo era el gerente en esa época, me dijo que si dejaba pasar a todos los mariachis que estaban en la plaza garibaldi, le dije que sí y se metieron todos eran como 150, se sentó arriba de una mesa y acompañado de tequila, les pidió que se arrancaran con la canción “Me sacaron del Tenampa”, cuenta Gerardo Hernández mesero con 43 años laborando en el lugar.

Este icónico lugar fue el primero en la ciudad de México donde se escuchó la música de mariachi después de que en 1923 fuera inaugurado por Juan I. Hernández, originario de Cocula, Jalisco, quien llegó a la ciudad de México para montar una pequeña cantina que nombró como El Salón Tenampa, en la calle de Honduras, a un costado de la Plaza Garibaldi que en ese entonces era un lugar rodeado de pequeñas vecindades y comercios, además de un mercado y un expendio de pulque. Recientemente se inauguró una terraza, dirigida más a jóvenes, donde se sirve coctelería además de snacks y comida un poco más gourmet.El Tenampa es una gran opción para celebrar a nuestro país.

¿Cantas? Mejor que lo hagan ellos

Eduardo Jiménez creció al lado de su padre, quien era músico, “Lalo” no tenía buen desempeño en la escuela, así que su padre decidió integrarlo a su grupo de mariachi desde que él tenía ocho años. Eduardo aprendió a tocar sin asistir a una escuela de música, nunca le pasó por la mente que ser mariachi se convertiría en su vocación y profesión. “Ser mariachi es mi trabajo, yo no lo hago por negocio, he viajado al extranjero para representar a mi país y es una maravilla”, recuerda muy contento el señor Jiménez.

Lo que todos deben saber es que en Garibaldi se debe de llenar un permiso en la Unión Mexicana de Mariachi, ahí evalúan a los grupos y deciden quién se queda. “Es raro que me pidan ir a serenatas, cuando voy a tocar a serenatas siento bien bonito, hasta le echamos porras a los chavos para que sigan teniendo esos detalles con sus novias, a veces se extraña el romanticismo en las personas”, comenta nostálgico don Eduardo.

"Voy a ser mariachi hasta que me muera, y como dijo José Alfredo, yo he ganado más aplausos que dinero”, comenta muy sonriente. En cuanto terminó esta frase Eduardo Jiménez tomó su violín y cruzó rápidamente el Eje Central para dirijirse a tocar, pero sobre todo ejercer con orgullo su profesión, ser mariachi. Ya sea que estés buscando un grupo de ellos para llevarlos a un cumpleaños, una fiesta o una serenata, te aconsejamos preguntar costos entre ellos.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses