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Cindy Crawford, Claudia Schiffer, Linda Evangelista, Naomi Campbell, Christy Turlington y Elle Macpherson fueron las mujeres que dejaron huella hace 20 años, y, en un peldaño más abajo hizo lo propio Kate Moss, quien con su figura rompió los cánones de belleza.
Entendamos supermodelo como una persona millonaria, famosa en todo el mundo, que se convierte en celebridad única y exclusivamente por ser modelo.
Gracias a ese talento florecen otros trabajos como hacer películas y videos musicales. Así lo define Alex Quirós, agente de Elite Model Management para Latinoamérica.
En la actualidad, ese fenómeno ya no es tan común y las nuevas generaciones de modelos no han logrado alcanzar ese nivel de popularidad con solo aparecer en pasarelas y portadas de revistas.
Hasta las modelos veteranas están conscientes de cómo su legado se está extinguiendo: “Supermodelos así como fuimos nosotras ya no habrá más. La competencia está muy dura”, le dijo Claudia Schiffer en el 2008 al suplemento alemán Fivetonine .
Este estatus es hoy tan extraño que la germana asegura que solo Gisele Bündchen (retirada este año de las pasarelas) se asemeja a lo que fue una supermodelo en los 90: “Su cara es muy conocida. Su nombre suena, pero no hay otras chicas que la gente pueda reconocer por la calle”.
Y entonces, ¿por qué ya no se ven esas megamodelos como hace 20 años atrás? “La industria cambia radicalmente luego de los 90 por varios detonantes. Uno de ellos es que la fabricación de ropa en el Garment District de Nueva York (donde se producía la mayoría de la ropa estadounidense) bajó del 95% al 3%. Queda en nada porque todas las grandes casas que diseñaban en Nueva York se fueron para China, ya que la producción resultó ultrabarata allá”, comentó Quirós.
Otra razón fue que las marcas recortaron sus gastos en publicidad y eso significó usar modelos desconocidas porque las top salían muy caras.
Además, las grandes casas comerciales (perfumería, ropa y cosméticos) cambiaron su estrategia y en vez de gastar millones de dólares dando a conocer a una supermodelo, prefirieron invertir en rostros conocidos: celebridades como actrices, cantantes y deportistas.
“La competencia de las cantantes y actrices que se cuidan mucho y acaparan grandes contratos publicitarios está hundiendo a las profesionales de la moda”, declaró Schiffer a la publicación alemana.
Ejemplos abundan por la calle. La actriz española Penélope Cruz fue la imagen de la tienda MNG, y en el 2009 quien tomó su lugar no fue una modelo sino una colega suya: Scarlett Johansson. Las fotografías de estas dos actrices aparecieron en más de mil tiendas en 90 países.
La cantante Beyoncé no solo es la imagen de marcas como H&M, Pepsi y L'Oréal, sino que la semana pasada se anunció que será la tercera mujer afrodescendiente que ocupará la portada más codiciada de la moda, la publicación de setiembre de Vogue , edición que refleja las nuevas tendencias para el 2016.
Naomi Campbell fue la primera en ocupar esa tapa 1989, y luego la actriz, Halle Berry, en el 2010.
Quirós explicó que muchas de estas casas comerciales les resulta más efectivo dar a conocer sus productos en las redes sociales (publicidad directa), en lugar de gastar millones en campañas protagonizadas por modelos.
Hoy buscan a megaestrellas quienes con solo un tuit , un mensaje en Facebook o una foto en Instagram alcanzan a millones de seguidores en el mundo.
La campeona de la UFC Ronda Rousey, tiene 6,9 millones de seguidores en Facebook, y cualquier cosa que se ponga o ingiera, hará efecto si lo postea. Ella es imagen de Reebok, Metro PCS, Monster Headphones y del restaurante Carl's Jr.
Lo mismo sucede con la tenista rusa Maria Sharapova (15 millones seguidores en Facebook) casada con la firma Nike. Ella lidera la lista anual de atletas mejor pagadas del planeta de la revista Forbes con $28,7 millones de ingresos anuales.
Para Natasha Fleming, codirectora de Independent Model Management, cantantes como Taylor Swift o figuras públicas como una Kim Kardashian tienen más posibilidad de salir en portadas de revistas como Vogue que una modelo con seis años en la industria, pero es parte de la feroz competencia.
Si las cosas siguen así, lo que dijo Schiffer tiene mucho sentido. Las supermodelos ya no existen. Corrección, ¡sí existen! pero se retiraron hace años.
rad