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cesar.huerta@eluniversal.com.mx
El 9 de marzo de 2001, tras cinco años de batalla legal en Texas, productores mexicanos lograron rescatar de manos estadounidenses alrededor de cuatro mil películas nacionales, anteriores a 1948.
Entre los títulos disputados se encontraban Aguila o sol, con Mario Moreno Cantinflas y El corsario negro, dirigido por Chano Urueta. La disputa comenzó cuando se hizo público que un hombre llamado Shirley III recolectó firmas entre guionistas y compositores que aparentemente le cedían los derechos para poder ser explotadas en EU.
Durante el juicio, algunos productores mexicanos decidieron no seguir, pensando en la derrota y otros veían muy jóvenes a los abogados que los representaban.
Al final ganaron. Cerraron un canal de televisión que había adquirido las cintas y sentaron un precedente: nadie en EU puede adquirir cintas sin verificar a su dueño.
El juicio costó cuatro millones de dólares a cada productor nacional, no recuperados, pues Shirley III se declaró en bancarrota.
La historia de toda esta aventura será llevada ahora al cine por Gonzalo Elvira, uno de los afectados.
Alan Coton (Necio) tiene a su cargo la escritura del guión.
“Quiero manejar todo lo que vivímos, desde que nos enteramos del registró de esas películas, hasta el fallo”, cuenta Elvira.
“Creo será una película de denuncia porque quiero mostrar todo lo que vivímos”, agrega.
Los nombres de los productores que lo acompañaron legalmente, como Daniel Birman (El crimen del cácaro Gumaro y El crimen del Padre Amaro) no serán mencionados para evitar líos legales.
“Ya no quiero más problemas”, indica Elvira de buen humor.
El hacedor de Morgana y el remake de Hasta el viento tiene miedo volvería al set tras cuatro años. “Al final de esto, se sentó un precedente y salvamos nuestra cinematografía”, considera.