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christian.leon@eluniversal.com.mx
Hollywood siempre ha tenido una fascinación por Asia y su cultura. Sin embargo, los intentos que la meca del cine ha hecho por trasladar algunas historias del manga o ánime a occidente no han funcionado del todo bien.
El caso más reciente es Ghost in the Shell, el cual, tras la polémica sobre su protagonista (Scarlet Johansson, interpretando el rol de una asiática) y las malas críticas que el filme recibió, provocó que la distribuidora Paramount Pictures saliera a reconocer que el filme había sido un fracaso y que por lo menos les representaría una pérdida de 60 millones de dólares.
El largometraje, basado en el manga de ciencia ficción creado por Masamune Shirow, tuvo un costo de al menos 120 millones de dólares, más los costos de publicidad. En taquilla, la cinta ha recaudado hasta el momento 154 mdd, lo cual son número rojos, para los parámetros de lo que la compañía pensaba sería su blockbuster pre verano.
A diferencia de la explotación que Hollywood ha hecho con los superhéroes de cómics, en las últimas dos décadas, el acercamiento que ha tenido la industria estadounidense con el contenido asiático ha sido sigiloso, quizá porque aún no encuentran aquella forma de hacerlo de manera exitosa.
Por lo que se ha visto en estos años, llevar a buen término una adaptación de este tipo no tiene nada que ver con presupuesto o con que exista gente preparada al frente del proyecto.
Para muestra, el fracaso de 2008 llamado Meteoro (Speed racer) en el que ni las ahora hermanas Wachowski pudieron convertir en el éxito que se esperaba de la adaptación de la historieta japonesa Mach GoGoGo, creada en 1966 por Tatsuo Yoshida.
La producción tenía todo para ser el hit del año: un presupuesto superior a los 120 millones de dólares y un cast que incluía a Susan Sarandon y Christina Ricci, entre otros, sin olvidar el personaje que era seguido por millones alrededor del mundo por varias generaciones. El filme fue destrozado por la crítica y los números en taquilla no favorecieron al largometraje protagonizado por Emile Hirsch, que apenas recaudó 93 millones, sin contar lo que la distribuidora perdió en publicidad.
Hasta 2016 las pérdidas de esta visión futurista del joven amante de las carreras se calcula en 114.5 mdd.
Para la especialista en ánimes y mangas, Citlalli Aldama, colaboradora de SensaCine, el problema está en la adaptación, que busca atraer a la mayor cantidad de público en vez de respetar y homenajear la obra original.
“La intención de los estudios, en su mayoría estadounidenses, no es complacer a fans del anime o manga, sino dar su interpretación bajo sus condiciones para atraer un público distinto. Por eso, la historia que logró impactar en las páginas no llega a la pantalla y al final no complace a fans ni a aquellos que no conocían el material”, dijo.
Quizá lo dicho por Aldama explique el fracaso que tuvo Dragon Ball Evolution en 2009 , filme a cargo de James Wong que era un trabajo muy esperado por los fans de la obra de Akira Toriyama, pero tras salir la publicidad del largometraje las dudas entre la audiencia comenzaron. Los personajes principales eran interpretados una vez más por actores occidentales (Justin Chatwin, Emmy Rossum), que según expertos, aunado a la mediocre producción y lo poco que se respetó la obra original, culminó en un desastre taquillero.
De los 30 millones de dólares que costó en su año de estreno logró recaudar apenas 22 millones, lo que impidió que se realizara lo que originalmente se concebía como una trilogía. Hasta la fecha el filme ha obtenido 52 millones.
“Los estudios van a tomar la historia del libro, cómic o manga y las van a adaptar para las masas que en su vida han leído o sabido de ellas, incluyendo a aquellas que no lo harían aunque su vida dependiera de ello. Hacerlas más ligeras y comprensibles; ahí está el problema, al final pocas son las adaptaciones que logran éxito”, detalló Citlalli.
Pero parece que Hollywood se empeña en seguir intentándolo. Justin Lin podría dirigir la codiciada adaptación live action de Akira, un clásico que lleva más de una década rondando despachos de los estudios. En unas semanas Netflix estrenará Death Note, filme dirigido por Adam Wingard y cuya historia es sobre un cuaderno con poderes sobrenaturales.