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El currículum de Anya Taylor-Joy es de los que llama la atención. Con sangre española e inglesa, por su madre, y escocesa y argentina, por su padre, esta actriz de 20 años sobresale como gran promesa de Hollywood pero, por ahora, lo único que le preocupa es conservar su pasión por el cine.
"Tengo mucho más miedo a perder el amor que tengo por mi arte que a todas las cosas que trae (la fama de) Hollywood", aseguró Anya Taylor-Joy (Miami, 1996) en una entrevista telefónica a propósito de su nueva película, Split.
"Yo no quería ser famosa, yo quería ser artista. Y creo que lo estoy haciendo. Pero en este mundo tan competitivo ayuda si eres un poquito famoso porque significa que la gente ve más tus películas. (La fama) es un lado del trabajo que me da un poquito de miedo, pero la verdad es que amo tanto lo que hago que no puedo parar", explicó la actriz.
Tras destaparse con el turbador filme de terror The Witch (2015), Taylor-Joy coprotagoniza con James McAvoy el filme Split, un thriller psicológico y sobrenatural que supone el regreso del cineasta M. Night Shyamalan (The Sixth Sense, 1999).
La sorprendente premisa de Split, que se estrenará en EU el 20 de enero, gira en torno al secuestro de tres jóvenes por parte de Kevin (McAvoy), un hombre con un trastorno por el que 24 personalidades diferentes pugnan por tomar el control en cada momento.
Casey (Taylor-Joy) y sus dos compañeras tendrán entonces que ingeniárselas para descubrir cuál de esas múltiples personalidades les puede ayudar a escapar de su encierro.
Taylor-Joy ensalzó lo sugerente que resulta que su rol interactúe de manera diferente con cada una de las encarnaciones de Kevin, ya sea un niño, con el que desarrolla "una relación bastante tierna", una mujer "atrapada en el cuerpo de un hombre", que le tiene "envidia a las chicas (secuestradas)", o las identidades más sombrías y crueles de su enemigo.
La actriz, además, mostró su entusiasmo por la exhibición interpretativa de McAvoy: "Me deslumbró cuando vi la película. Te das cuenta de qué personaje es solo por cómo mueve la cara. Eso es de un gran actor. Aprendí mucho de verlo tan de cerca".
"La actuación es un baile, como que estás reaccionando no solo a lo que los actores te están diciendo sino también a su energía. Entonces, James (McAvoy) no solo movía la cara, cambiaba el acento o su modo de hablar, sino que la energía de la escena era diferente y yo me daba cuenta rápidamente de 'con quién' estaba hablando", detalló.
De Casey, su rol en Split, Taylor-Joy subrayó que es una persona "muy fuerte pero muy introvertida", por lo que para ella fue un desafío transmitir su interior "solo con los ojos, sin decir palabras".
"Además es una persona muy lista y viene de un pasado bastante duro (...). Las otras dos chicas no sabían nada de la oscuridad, nada de lo que es no ser un adolescente normal. Entonces, cuando le ponen en esa situación tan oscura y rara, esa experiencia le ayuda un montón, la hace diferente", añadió.
Taylor-Joy enfatizó que ella apenas lleva dos años y medio como actriz, por lo que rodearse de profesionales contrastados, como el director M. Night Shyamalan, le ayuda a mejorar y formarse.
"Él cambió cómo actuaba yo totalmente. Cuando hice The Witch y Morgan (2016) estaba actuando solo con mis propios sentimientos, estaba trayendo sólo mis propias valijas y no empatizaba con el personaje. Shyamalan me mostró cómo actuar desde un punto de vista de amor a tu personaje", afirmó.
Con créditos en otros filmes como Barry (2016), sobre la juventud del presidente de EU Barack Obama, e involucrada en proyectos futuros como Marrowbone, del director español Sergio G. Sánchez, Taylor-Joy mira al horizonte con ilusión y sobrelleva el repentino éxito sin pensar demasiado en ello.
"Por suerte, yo soy una persona que si me dicen 'ah, estuviste genial', me pongo muy vergonzosa y como que no sé cómo entenderlo", admitió la actriz, que recientemente fue nominada a mejor intérprete revelación en los premios Bafta y que también ha trabajado como modelo.
Y aunque todo apunta a que ese futuro parece vinculado a Hollywood, Anya Taylor-Joy no cerró las puertas a probar el cine de otras latitudes, especialmente en países latinos.
"Me encantaría poder hacer una película en español porque yo solo actué en inglés y sería un desafío impresionante. Rodé en España, pero en inglés, y me di cuenta cuánto extrañaba estar con gente que habla español, que vive la cultura latina, los abrazos y la importancia de la familia", remató.
nrv