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janet.merida@eluniversal.com.mx
Las pasiones de Ofelia Medina están en el teatro, el cine y la música.
Recientemente fue parte del concierto De Mongolia a la Patagonia, un origen muchas lenguas organizado por ella y Jesús Albarrán entre otros músicos, y que tuvo cabida en la Feria del Libro de Guadalajara. Para el próximo verano, dice, le gustaría, de la mano de estos compañeros, volver a unir voces pero como una forma de ceremonia, de protesta a distintas cosas que ocurren en nuestro país y en nuestra ciudad.
Mientras tanto, Ofelia dirigirá el montaje Hijas de su madre, producción de Gabriel Varela con un elenco conformado por Susana Dosamantes, Patricia Reyes Spíndola, Aylín Mujica y Lourdes Munguía. El estreno, programado para 2017, tiene una dosis de comedia. Al preguntarle sobre las críticas al teatro comercial, Medina refirió que sólo hay buen teatro y mal teatro.
“Puede ser que una comedia así sea buen teatro y una obra muy intelectual o muy hecha dentro de un ámbito sea mala, los géneros son muchos, no sólo es la comedia y el buen teatro, hay tragedia, drama, melodrama, comedia musical, teatro de suspenso, y en todos ellos hay buenos y hay malos”.
Por otro lado, el del cine, lleva varios años trabajando en una película que ella escribió y que le gustaría que por fin viera la luz: Tortilla. La historia de un niño índígena de Yucatán que hace rap y rock.
Dijo que solicitó ya recursos del Fidecine para realizarla y que acababa de pasar el primer obstáculo, por lo que espera sea merecedora del recurso.
“¿Por qué la historia de un niño maya? porque son el futuro, porque en las comunidades indígenas han conservado hasta hoy su lengua y sus costumbres, en ellos está el futuro, porque ellos cuidan la tierra, nosotros les partimos su madre”.
Señaló que el futuro está en esas comunidades, en la gente que aún tiene respeto por la naturaleza, el maíz y la tierra como su protagonista y que al mismo tiempo gusta de la música rock y el rap. También recordó cómo fue su pasado pues ella nació en Yucatán.
“Desde niña yo viví conviviendo con los indígenas pero siempre como ellos y nosotros. Afortunadamente mi abuelo hablaba maya y era un hombre que me dijo que no eran dos mundos, que eran el mismo pero por ejemplo si tú le preguntas a alguien cuántos millones de indios hay en México no saben. Hay 15 o más millones de indígenas, y el movimiento zapatista, los movimientos de Oaxaca, Michoacán las autonomías son lo más avanzado de este país, hay lugares donde no hay partidos políticos y viven mucho mejor que nosotros, ese es el futuro”.