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Debido a que el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), el cual aglutinaría a 12 naciones incluyendo Estados Unidos, y Japón, funcionaría con las leyes vigentes locales, el cine mexicano no podría tener más del 10% de tiempo en pantalla en el futuro.
Eso alerta Víctor Ugalde, presidente del Observatorio Público Cinematográfico Rafael E. Portas y miembro del Grupo de Reflexión de Industrias Culturales (GRECU) y quien ha sostenido diversas reuniones con investigadores, académicos y funcionarios.
El TPP se encuentra actualmente en el Senado de la República, quienes deben ratificar la entrada de México.
Brunei, Chile, Nueva Zelanda, Singapur, Australia, Canadá, Malasia, Perú y Vietman completan la lista de naciones integrantes.
“Este acuerdo tiene como tope las leyes que están al momento de la firma”, señala Ugalde.
“Si llegara algún gobierno para modificar, una empresa transnacional podría demandar al Gobierno mexicano por posible afectación de pérdida de ganancia o afectar sus expectativas de la misma”, subraya.
El documento del TPP no puede modificarse de manera unilateral, sino es mediante una negociación con sus pares.
Actualmente la Ley de Cinematografía de México establece, en su artículo 19, que los exhibidores reservarán el 10% del tiempo total de exhibición, para la proyección de películas nacionales en sus respectivas salas cinematográficas, salvo lo dispuesto en los tratados internacionales en los cuales México no haya hecho reservas de tiempo de pantalla.
En el vigente Tratado de Libre Comercio con EU y Canadá, comenta Ugalde, existe la posibilidad de crecer hasta el 30%, pero no se ha aprovechado. “Con el TPP entraríamos sin posibilidad de ir más alto del 10%”.
Este año, de acuerdo con cifras del Instituto Mexicano de Cinematografía, se han estrenado más de 60 películas nacionales, contabilizando cerca de 25 millones de espectadores.
Entre nueve títulos, encabezados por ¿Qué culpa tiene el niño? y No manches Frida suman el 70% de espectadores registrados.
La cifra récord hasta el momento es de 30 millones hechos en 2013. Aquella vez entre No se aceptan devoluciones y Nosotros los nobles se lograron 22 millones de boletos vendidos.
“Lo de este año habla de diversidad en la oferta y que el público va los cines”, considera Jorge Sánchez, director del Imcine.
En años recientes el cine nacional ha representado el 6% de la taquilla total en cines.
Sánchez destaca que de acuerdo con su departamento jurídico, el TPP no estaría quebrantando ninguna ley actual y que, como ocurre hasta ahora, serían los exhibidores quienes determinarían la permanencia de títulos.
“Creo que no tiene más sentido que eso que estamos mencionando. Si hay una demanda sobre un producto determinado y hay un empresario que da ese servicio no se va a negar a algo que funciona”, expresa.
“En el departamento jurídico nos respondieron que no estaba (el Acuerdo Transpacífico) quebrantando ninguna disposición anterior, porque esto (el 10% en pantalla) existe ya en la Ley Federal de Cinematografía sin tener un carácter de cuota, pero dícese que se cumple porque hay diferentes manera de verlo y una de ellas es relativo al número de estrenos de películas mexicanas al año y dicen que están cumpliendo”, agrega el cineasta.
Ugalde se reunirá esta semana con integrantes de la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica (Canacine) y productores cinematográficos, para seguir analizando el documento y combinar puntos de vista.
Distribuidores y exhibidores consultados prefieren que sea la Cámara quien de una postura oficial al respecto, para evitar confusiones de interpretación.
Algunos productores han hecho su propio estudio, pero desean más días de discusión antes de emitir una postura oficial.
Ugalde puntualiza que el cine no sería el único afectado, sino todas las industrias culturales, por lo que los sectores deben unirse para una modificación a las leyes relativas.
Por ello establece dos escenarios pertinentes: la no ratificación del TPP por parte del Senado o bien, hacerlo hasta haberlo discutido con representantes de todas las artes presentes en México.
“Una posición media es que se ratifique hasta que se corrijan los ordenamientos de las industrias culturales, que es lo que da la identidad a todos; tener una buena ley porque la vigente no lo es”, comenta.