Los Ángeles.— Michael Keaton no tiene aires de estrella. Cuando a finales de julio se inauguró su placa en el Paseo de la Fama de Hollywood, el actor resplandecía. Nunca pensó ser famoso, aseguró ante sus fans, pero siempre quiso hacer las cosas bien.

“Creo que a veces soy condenadamente bueno”, bromeó.

Y tiene razón. Keaton, que hoy cumple 65 años, mejora con los años. Saltó a la fama en 1989 al meterse en la piel de un Batman atípico a las órdenes de Tim Burton y, tras una carrera inestable, volvió a despegar el año pasado como el superhéroe venido a menos Riggan Thomson en Birdman en la ácida comedia del mexicano Alejandro González Iñárritu. La película se llevó cuatro de los nueve Oscars a los que estuvo nominada, aunque a Keaton se le escapó el de mejor actor protagonista, que fue para Eddie Redmayne por su appel en La teoría del todo.

Keaton continuó este año su carrera ascendente con Spotlight, que se llevó otras dos estatuillas.

Michael John Douglas nació el 5 de septiembre de 1951 en el estado de Pennsylvania y fue el menor de siete hermanos de una familia irlandés-escocesa. Se inició primero como actor de stand-up y cámara, antes de conseguir sus primeros papeles en televisión. Escogió el apellido Keaton como homenaje a su colega Diane Keaton.

Actuó por primera vez bajo la dirección de Ron Howard en Night Shift (1982), donde interpretaba a un loco empleado de funeraria, y recibió buenas críticas con su papel de fantasma en Beetlejuice (1988), también de Tim Burton. Desde entonces ha probado prácticamente todos los géneros.

Quizá a los 65 años por fin se alce con su primer Oscar. Su papel en The Founder como el empresario sin escrúpulos Ray Kroc, que en los 50 fundó la cadena de comida McDonald’s, ya está dando que hablar. El estreno de la película está previsto para noviembre.

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