“¡Todavía no existía Trump y eso era una ventaja”, bromeó el cineasta Alejandro González Iñárritu, al recordar su ingreso a Hollywood, hace más de una década, después de haber realizado la película Amores Perros, con Gael García, en México.

El realizador dijo esto durante un encuentro con estudiantes de la Universidad de Monterrey, sostenido la tarde de ayer.

Minutos antes, el ganador del Oscar por Birdman o la inesperada virtud de la ignorancia y El renacido, había escuchado de su anfitrión, en su presentación, que había enfrentado a una industria en la que tenía todo en contra y en donde a nadie conocía.

Durante la plática que se realizó de manera privada y de la que se transmitieron fragmentos a través de Facebook, se habló de la filmografía del mexicano.

Vestido enteramente de oscuro, González Iñárritu demostró buen humor al ver la escena del ataque de una osa al personaje central en El renacido, que le significó este año el primer Oscar en su carrera al actor estadounidense Leonardo DiCaprio.

“Para nosotros es un oso que mata a un ser humano, pero del otro lado, es una madre osa que está alimentando a sus bebés y que es algo hermoso, digo, con Leonardo DiCaprio que es una buena carne”, dijo, recibiendo aplausos y risas del colegiado.

Apuntó que fue la naturaleza y no él, quien dirigió el largometraje.

“Tenemos una pobrísima y equivocada concepción de la naturaleza, de que alguien nos puso aquí para usar este jardín, cuando somos una especie más de carbono, de agua, de hidrógeno”, dijo el realizador.

“Y eso refleja la película, naturalmente refleja los sentimientos que tú observas y es un reto, porque tuvo a la naturaleza como director y yo sólo iba tratando de ir a un lugar a otro para entenderla, subordinándome a esa dirección”, subrayó.

Amante de la filmografía de los cineastas Jean Luc Godard (Pierrot el loco) e Ingmar Bergman (Fanny y Alexander), González Iñárritu reconoció que el final de El renacido fue inspirado por ellos.

En el final, el protagonista mira a la cámara, como si viera al espectador.

“En muchas películas de ellos los personajes rompen la cuarta pared, es un recurso antiguo en la literatura donde los personajes le hablan al lector y cuando funciona, a mí me encanta, creo fue un instinto de decir: ‘voltea a la cámara y vamos a ver qué pasa’, lo decidí en ese momento y me gustó mucho”, expresó.

Dio luz. González Iñárritu no ha dudado en dar papel a no actores. Así lo hizo en Babel, para cuyo segmento en Marruecos ocupó a un veterinario real que provocó decenas de repeticiones por equivocarse en el diálogo donde el personaje de Brad Pitt pide ayuda para su mujer herida.

Al final, la escena quedó bien. “Son de eso regalos que te da la inocencia de la actuación.

“Otra anécdota es que todo el crew donamos dinero para llevar electricidad a todo el pueblo, eso fue hace 10 años y un amigo mío, que estaba documentando la película, fue a ver qué había pasado y el pueblo sólo tenía un foco (en las calles), pero las casas tenían antenas de televisión (risas), nos dio un especie de alegría y, al mismo tiempo, algo de tristeza”, narró.

Nuevo proyecto. El jueves, la revista Variety reveló que El Negro, como es conocido en el medio, y el cinefotógrafo Emmanuel El Chivo Lubezki, trabajan en un corto experimental, rodado con realidad virtual.

De acuerdo con la publicación, girará sobre un grupo de inmigrantes y refugiados mientras cruza la frontera México-EU.

Será producido por Legendary Entertainment y Fondazione Prada, mientras que ILMxLAB, división de Lucasfilm, construirá el mundo y personajes virtuales.

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