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El realizador cinematográfico Alejandro González Iñárritu, confesó su subordinación a la naturaleza, que actuó como su “director”, en la película El Renacido, que le valió doce nominaciones a los premios de la Academia.
Contó que al haberse realizado la película con luz natural y en locaciones que fueron buscadas y seleccionadas durante cuatro años, “fue un gran reto porque tuve a la naturaleza como director, yo simplemente iba tratando de entender a ese director, tenía que subordinarme a esa dirección, y logré lo que más pude, en otras películas todo lo controlas, aquí teníamos que rendirnos ante la naturaleza”.
Durante su participación en el Séptimo Congreso Internacional de Arte, Arquitectura y Diseño Udesign2016, González Iñárritu sostuvo un diálogo con maestros y estudiantes de las diversas carreras relacionadas con el diseño, las artes y la comunicación, de la Universidad de Monterrey (UDEM).
“Tratamos casi cuatro años en encontrar las locaciones adecuadas, la belleza transcendental y al mismo tiempo la descomposición, la impermanencia que puede ser trágica y hermosa al mismo tiempo, de los animales cazándose y comiéndose al mismo tiempo, y todos los eventos naturales que suceden” en ese entorno.
Explicó que con la escena donde el oso ataca a Leonardo DiCaprio buscaba capturar qué tan abrumadora podía ser la belleza, y al mismo tiempo lo insignificantes que somos como naturaleza.
“A mí lo que me interesaba captar, es cómo podemos sentirnos como un organismo más, de esa naturaleza porque los hombres tenemos una pobrísima y equivocada concepción que parece que alguien nos puso aquí para que usáramos este jardín de belleza, cuando no nos damos cuenta que somos una especie más de esas criaturas hechas de ese mismo carbón, del agua, del hidrogeno”, expresó el cineasta.
Ironizó sobre la escena: “la naturaleza la verdad que para nosotros es oh, un oso está matando un ser humano, pero si lo vemos del otro lado, es un madre osa que está alimentando a sus bebés que es algo hermoso, claro, con Leonardo DiCaprio que es una buena carne”, dijo el director cinematográfico.
Durante la presentación, a la que no se permitió el acceso a la prensa, ni hubo disposición para entrevistas, según explicaron los organizadores, porque así lo estipuló el contrato, González Iñarritu bromeó cuando uno de sus interlocutores elogió su éxito en la industria estadounidense, a pesar de que a su arribo tenía todo en contra. “Todavía no existía Trump, eso era una ventaja”, respondió el cineasta, desatando la hilaridad de los asistentes.
Otra escena que comentó González Iñárritu, es la de dos pequeños pastores que disparan un rifle, incluida en la cinta “Babel”, expresó que se refiere a la inocencia expuesta, sin que sientan las consecuencias.
Para hacer el casting, refirió, viajaron a un pueblo de Marruecos donde no había televisión. Durante meses durante hicieron casting abierto, “entrevistamos a muchos niños que nunca habían visto una cámara”.
“La diferencia entre un pastor en México y uno en Marruecos, no existe, los niños son igual de inocentes, curiosos, felices, igual de conscientes", y por eso lo más hermoso de esta película, es que tenía a dos actores muy famosos (Brad Pitt y Cate Blanchett), y junto a ellos a debutantes actores que nunca habían visto una cámara en su vida.
Narró que en la escena donde Blanchett debe ser atendida de una herida, no había doctores en el pueblo, sólo había un veterinario, y ese veterinario que no era actor, es quien la hace de veterinario en la película.
Dada la inexperiencia del veterinario, hasta que se hicieron 90 tomas sobre la escena cuando Blanchett se desangra, González Iñárritu se dio por satisfecho, “con ese regalo que da la inocencia”.
“La mezcla entre grandes actores famosos con gente que nunca ha sido, puede ser algo de lo más difícil, pero el resultado puede ser de lo más delicioso”, aseveró.
Contó una anécdota. En el pueblo no había electricidad y entre todos los que participaron en la cinta, donaron para electricidad. Al año alguien del equipo fue a visitar a los lugareños para ver cómo iban con el asunto de la electricidad, y para su sorpresa, dijo, tenían un solo foco, pero todas las casas tenían antenas de televisión, los que “nos causó un poquito de alegría y mucho de tristeza”.