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El cine y la televisión siempre han tenido una relación de amor-odio con la tercera dimensión (3D). Ha sido un amor no correspondido que va y viene, sin sentar raíces, que hoy en pleno 2016, con la tecnología y la globalización en uno de sus puntos más altos, los ha vuelto a separar.

A inicio de 2016 la compañía LG anunció que este año dejará de maquilar televisores en 3D, esto se une a la noticia que Raúl Bravo, vicepresidente del Home Entertainment de Sony, Paramount y Universal dio a EL UNIVERSAL en la que reveló que estas compañías dejarán de producir DVD y Blu-ray en este formato los próximos años.

“Hoy se siguen haciendo películas en ese formato pero no muchas, no hay tantas salas en 3D como antes, además los manufactureros de televisores y de reproductores en 3D han decidido que ya no los harán”, señaló Bravo.

La relación entre el cine y el 3D duró menos de lo esperado, tras incursionar de manera exitosa en 2008. Menos de 10 años después parece que una vez más el 3D dirá adiós.

En México esta tecnología en su versión home tampoco tuvo el éxito esperado: en 2013 dos de cada 100 televisores en México eran 3D, lo cual se replicaba en aparatos reproductores.

Si bien el cine en 3D data de 1898, fue hasta 1934 con algunos cortos realizados por la Metro-Goldwyn-Mayer que esta tecnología comenzó a tener su primer acercamiento con el cine, el cual se consolidó en los 50 con el filme Bwana, el diablo de la selva, considerado el primer largometraje en 3D.

A partir de este momento parecía que la revolución del cine había llegado para quedarse, miles de familias acudían a los cines para ver esas películas aunque ese primer acercamiento no fue favorable del todo, los asistentes sufrían náuseas, mareos y se negaban a usar gafas de cartón.

Imágenes en casa. En los años 50 llegó la tv, que comenzó a robar espectadores al cine. Saltaron las alarmas. La estereoscopía fue vista como un instrumento para reconquistar al público. ¿Suena familiar esta estrategia? Es así se suscitó una oleada de películas comerciales en 3D que producían más dolor de cabeza que otra cosa.

La calidad de la tecnología 3D aún dejaba qué desear. Se utilizaban dos cámaras para mostrar las imágenes, aunque después se comenzó a probar un proyector de dos tiras de cinta. Pero también el contenido era malo. Se sacrificaba el guión a cambio de efectos espectaculares, un estilo que no parece tan lejano en el tiempo.

Incluso el reconocido maestro del thriller psicológico y el suspenso, Alfred Hitchcock, llegó a rodar en 3D su afamada película Crimen perfecto (1954). Pero tuvo más éxito en 2D que en tres dimensiones, formato en el que prácticamente no se llegó a estrenar. Finalmente fue el cinemascope el que quedó como tecnología para hacer frente a la televisión.

Hoy los estudios cinematográficos siguen apostando por llevar a la pantalla grande en tercera dimensión sus cintas, pero son menos de los que hace cinco años. Actualmente muchas productoras se van a la segura y lanzan sólo los blockbusters en este formato.

Un claro ejemplo es Paramount Pictures, que hace dos años (2014) lanzaba el 28% se su contenido en 3D y que este 2016 apenas llega al 10%. Este primer semestre, de las ocho producciones que ha estrenado sólo dos han sido en el formato tridimensional.

“La realidad es que el 3D empezó a funcionar muy bien, nos fue bien en cine y cuando se trasladó al home empezó bien; lo que lanzábamos en ese formato se vendía pero después hubo efectos secundarios en el consumidor, muchas personas tenían problemas, se mareaban, incluso hubo ataques epilépticos y vieron que había un problema con el formato, por eso la gente dejó de comprar en 3D”, dijo Raúl Bravo.

Al igual que los estudios, las cadenas exhibidoras han tenido un estancamiento a la hora de expandir sus pantallas. En 2016, de las cinco mil 764 salas que poseen los principales exhibidores (Cinépolis, Cinemex, Henry Cinemas, Cinemagic y Citicinemas) sólo 2 mil 491 tienen esta tecnología.

El tiempo de vida que el directivo de Paramount, Universal y Sony le da es corto. Augura que mientras el formato casero en 3D puede desaparecer en tres años, en la gran pantalla durará quizá seis años más.

“El 3D no se supo adaptar, no encontró afinidad con el público, mientras el 95% de la población tiene reproductores de DVD y tv, los mismos aparatos en 3D no llegaron ni a 10%”, dijo.

Raúl dice que hoy todos, tanto distribuidoras como productoras y exhibidores, están apostando por la tecnología de 4K, la cual, vaticina, despuntará para finales de 2017 a nivel mundial.

Cine y DVD se divorcian del 3D
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