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Cine para recordar viejas glorias

Este fin de semana se estrenan películas con toques nostálgicos

Cine para recordar viejas glorias
06/07/2016 |23:10
Redacción El Universal
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Después de Greystoke: la leyenda de Tarzán, rey de los simios (1984, Hugh Hudson) no parecía reciclable un argumento similar para el personaje que está entre los más rentables de la historia, protagonista de más de 150 filmes. Su creador, Edgar Rice Burroughs (1875-1950), lo dio a conocer literariamente en 1912, justo seis años antes de pasar al cine. Pero hoy se (re)cuenta La leyenda de Tarzán (2016), apenas quinto largometraje para cine de David Yates, el fogueado tv director que concluyó la saga de Harry Potter.

La novedad está en una pequeñísima actualización: retomar el estilo del serial estelarizado por Lex Barker (el décimo Tarzán) que compitió con Johnny Weissmuller, el Tarzán más célebre de la historia, quien con ayuda de la MGM quedó en inarticulado huérfano abandonado.

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Rice Burroughs quería que recuperara su condición de lord británico. Esto lo hace Yates con su actor Alexander Skarsgård (quien es John Clayton, lord Greystoke), y con el guión de Adam Cozad y Craig Brewer que pone en perspectiva al villano Leon Rom (Christopher Waltzk repitiendo el papel que lo vuelve estereotipo del maloso), como depredador al servicio del genocida Rey Leopoldo de Bélgica. Quien lo enfrenta primero es un personaje que realmente existió, George Washington Williams (Samuel L. Jackson). Luego Tarzán se suma para una serie de aventuras estilo matinée de antaño.

La oscura visión del colonialismo mostrada por Yates tiene en contra un ejército bastante artificial de animales generados por computadora que actúan demasiado eficazmente. A pesar de esto, mantiene un equilibrio entre el homenaje a las novelas originales de Rice Burroughs y su historia armada con una perspectiva políticamente correcta que empieza con una Jane (Margot Robbie, notable) ya nada pasiva.

Este Tarzán es un cúmulo de nostalgias por el viejo cine de aventuras cuando el espacio más entrañable era la selva. Tal vez lo siga siendo. Pero con tanto animal artificial ya no es lo mismo.

Dos tipos peligrosos (2016), tercera cinta para cine ya maduro como director del irregular guionista veterano Shane Black (con un descalabro monumental en Iron Man 3), es una auténtica Arma mortal (1987, Richard Donner) que recicla ese estilo 70-80 de la buddy buddy movie con dos personajes fuera de serie, el duro Jackson Healy (Russell Crowe, disfrutando cada instante como golpeador profesional), y el genialmente inadaptado Holland March (Ryan Gosling, disfrutando simplemente un papel de comedia en el que nadie nunca se lo habría imaginado), que se internan por un laberinto de intriga al más puro estilo de barata novela hard boiled escrita por el propio Black y su colega Anthony Bagarozzi creyéndose James Ellroy & James M. Cain.

Como la intriga exige un ambiente lleno de nostalgia, Black recurre al hábil fotógrafo francés Philippe Rousselot para hacer una comedia de enredos políticamente incorrecta gracias a ese auténtico humor negro que la mantiene vital de principio a fin.

Julieta (2016) es el largometraje 21 de Pedro Almodóvar con el que quiere recuperar un poco la dignidad perdida en sus últimos guiones originales recurriendo de nuevo a una obra literaria —en este caso los relatos de Alice Mun- ro—, como lo hizo para Carne trémula (1997) y La piel que habito (2011). Sólo que ahora apenas logra un contenido melodrama familiar, que a pesar de su cambio de estilo visual (a cargo del francés Jean-Claude Larrieu), es uno de sus filmes más convencionales. Un ejercicio de nostalgia sobre, tal vez, sus habilidades perdidas para historias de elegante melodramatismo como Todo sobre mi madre (1999) y Hable con ella (2002).