Miembros del elenco y el equipo de la película brasileña Aquarius, que fue estrenada en la principal competencia en el Festival de Cine de Cannes este martes, realizaron una protesta en apoyo a la presidenta Dilma Rousseff durante su paso por la alfombra roja.
La semana pasada, el Senado de Brasil aprobó el inicio de un juicio político contra Rousseff por presunta violación de leyes presupuestarias.
La mandataria está suspendida del cargo por hasta 180 días mientras se desarrolla el proceso.
Rousseff niega cualquier actuar impropio y afirma que es víctima de un golpe de Estado.
Cuando llegaron a la parte más alta de las escaleras de la alfombra roja en el edificio del Palais des Festivals, el director Kleber Mendonca Filho y su equipo levantaron carteles con mensajes de protesta.
La pancarta de Mendonça Filho decía: “Un coup d’Etat a eu lieu au Bresil” (Se ha realizado un golpe de Estado en Brasil).
El grupo fue escoltado dentro del edificio por el director del festival, Thierry Fremaux, sin que ocurrieran más incidentes.
Abucheada. Los primeros abucheos en la 69 edición del Festival de Cannes llegaron para protestar por la historia entre superficial, espiritual y vacía que cuenta el francés Olivier Assayas en Personal Shopper, protagonizada por Kristen Stewart.
Se trata de una película que mezcla el materialista mundo de la moda con la espiritualidad y la búsqueda interior, fantasmas incluidos, de Maureen (Stewart), que acaba de perder a su hermano gemelo Lewis y la busca en la vieja casa familiar abandonada.
Entre esa búsqueda del espíritu de su hermano y su trabajo como “personal shopper”, la vida de Maureen se desarrolla de forma un tanto contradictoria, como reconoció Stewart en su segunda presencia en esta edición de Cannes, tras Café society, de Woody Allen, que abrió el festival.
Para la actriz estadounidense, que repite con Assayas después de Clouds of Sils Maria, es un personaje muy complejo en un trabajo que fue cambiando según iba avanzando el rodaje, haciéndose más aterrador y con un aumento continuo de la adrenalina.
“En el contexto del filme, mi personaje está solo, apenas llega a hablar y a través de su teléfono se acerca a la gente y se siente más viva. Es aterrador”, explicó la actriz, que resaltó que con la comunicación mediante mensajes las interpretaciones están hasta en los pequeños detalles, como cerrar una frase con un punto o una coma.
“Personalmente reconozco que uso mucho mi móvil, me estimula, forma parte de mí misma, pero es una forma de automatismo”, afirmó.
Un personaje que cree en fantasmas o al menos quiere creer, algo en lo que no coincide exactamente la actriz.
Por su parte, Assayas explicó que su película refleja el hecho de que vivimos en dos planos, tenemos un trabajo y tenemos nuestra imaginación”.
“Cada vez somos mas rehenes de nuestros medios de comunicación, nos imponen su forma de comunicación, y hay una creciente adicción en torno a eso”, agregó el realizador que con Personal shopper compite por quinta vez en la sección oficial de Cannes.