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La primera sorpresa del Festival de Cannes llegó hoy de la mano de la francesa "Ma Loute", de Bruno Dumont, una parodia extravagante, grotesca incluso, en palabras de su director, que ha querido mostrar que todos podemos ser "cabrones y santos, idiotas y genios".
Una locura sin mucho sentido que dividió la opinión de los periodistas que asistieron a la proyección de la película entre los que opinan que es magistral y los que no entendieron el humor caricaturesco de la historia protagonizada por Juliette Binoche, Fabrice Luchini y Valeria Bruno Tedeschi.
"Quería contar una historia de locos, una historia de amor, una de policías, cruel, maravillosa, quería mezclar todos los colores y hacer un filme coloreado", explicó Dumont en rueda de prensa.
Dos familias, una rica y otra pobre, una de vacaciones y otra de pescadores del lugar, se encuentran en el norte de Francia en 1910, en la Bahía de Slack, donde se están produciendo una serie de desapariciones que investiga una pareja de policías.
Una comedia con un humor difícil de compartir por momentos, por su tono absurdo y disparatado, que resultó complejo para los actores, que tardaron en entrar en el mundo de Dumont, como reconoció Binoche.
"Me ha encantado volver a trabajar con Bruno -hicieron juntos 'Camille Claudel 1915'- porque tiene una forma especial de ver las cosa, no tiene miedo a decir lo que le gusta o lo que no, tiene una forma de ser que de alguna manera me calma, pero antes del rodaje tenía un poco de miedo de hasta donde íbamos a llegar en la comedia", explicó.
Luego, durante el rodaje, el realizador la presionó para provocar tensión en la familia de la ficción -Binoche es hermana de Luchini, casado con Bruni Tedeschi- y así crear una especie "de locura" entre sus miembros, que tienen una relación horrible.
Una "cierta manipulación con hilos invisibles" que permitió a los actores llegar a la exageración de sus personajes, algo que el realizador buscaba para pasar incluso el límite de la parodia.
Y para lograr esa caracterización tan especial de los personajes, Dumont buscó un tratamiento digital de la imagen que llegara al hiperrealismo en los grandes planos para lograr que los espectadores "puedan sentir en lo más profundo lo que viven los personales", resaltó el realizador.
Para él, los personajes que componen la historia son "fabulosos", "extravagantes" y exagerados hasta el límite, son caricaturas.
"Creo que lo divertido es un grado del drama, es suficiente con forzar un poco un drama para entrar en lo divertido", indicó Dumont, que puso como ejemplo situaciones que no son graciosas pero que hacen reír, como cuando alguien se cae al suelo, lo que ocurre en repetidas ocasiones en su filme.
Porque la película se basa mucho en las bromas físicas, en los golpes y barbaridades como el canibalismo, tomadas como grotescas bromas de una realidad imposible.
Y para poder poner en pie esta historia buscó verdaderos cómicos, acróbatas del cine, personas a las que hay que dirigir en un proceso "extraordinario, complejo y apasionante, para hacerles subir muy alto y mantenerles ahí".
Esos cómicos los encontró en Binoche, Bruni Tedeschi y Luchini, así como en los jóvenes Raph y Brandon Lavieville.
Para Luchini la clave fue "no intentar entenderlo todo".
Fue, agregó, "una experiencia muy buena, Dumont hablaba mucho de composición, un tema del que no entiendo mucho, pero con su calor extraño consigue lo que quiere de ti, tu obedeces y no tienes miedo".
La clave estaba, en su opinión, en "aceptar la caricatura, pero alimentarla de algo que la hiciera real".
rad