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Si el interés económico guiara a Michel Franco, quizá nunca filmaría ninguna película, es más, probablemente ni siquiera sería cineasta.

Es por ello que, si bien afirma que desea que sus trabajos sean exitosos en el cine, eso no lo guía al momento de escoger la historia que contará en la pantalla grande.

“Nunca hago o dejo de hacer una película en términos de si es o no comercial, el instinto siempre es querer explorar un tema y después trato de que tenga la mayor exposición posible, así fue con Después de Lucía y mira lo que sucedió con la película, fue un gran éxito, en parte por el boca en boca”, señaló Franco a EL UNIVERSAL.

Su reciente trabajo A los ojos es muestra de ello, es parte ficción y parte documental, en él narra la vida de una trabajadora social que ayuda a las personas con situación de calle, quien a su vez tiene un hijo que está perdiendo la vista y que tendrá que hacer cosas poco ortodoxas si desea que el menor continué viendo.

Para este trabajo requirió la participación de personas que auténticamente estuvieran en situación de calle, la única actriz profesional es Mónica del Carmen, pues no quiso que actores profesionales dieran vida a indigentes, ya que deseaba retratar de una manera fidedigna a este sector de la población que afirmó, en ocasiones son olvidados y marginados por la sociedad.

“Sabíamos que al hacer una película que es parte ficción y parte documental es muy especial y si bien no persigue lo comercial de manera inmediata sé que se va a ganar su espacio con el público y yo creo que en algún momento podrá ser referente de un proyecto muy poco tradicional, es de las películas que yo he hecho de las que más orgullosos estoy”.

Trabajo en equipo. Franco se unió a su hermana Victoria para hacer este largometraje que llega a salas mexicanas hoy, cuya realización duró casi cuatro años y que para hacerla se inspiraron en Los Olvidados (1950) de Luis Buñuel, aunque no pretende comparación alguna con el trabajo del cineasta español.

Ambos —más Victoria— trabajaron por más de un año investigando a los niños de la calle, trabajando en colaboración con Casa Alianza para involucrarse con las problemáticas de los jóvenes que viven en esta situación, algo que, dice, no fue nada sencillo.

“Es un logro tener este filme terminado, y digo un milagro porque además de las vicisitudes que uno enfrenta a la hora de hacer cualquier filme, también trabajamos con chicos de la calle como Benjamín (el protagonista) que no sabíamos si al día siguiente regresarían o recaerían en las drogas”, señaló Victoria.

El filme tardó más de tres años en realizarse y aunque de momento recorrerá un pequeño circuito cinematográfico, Michel no descarta la posibilidad de que el número de salas aumente conforme pasen los días.

Añadió que ya está en pláticas con algunos sistemas de contenido vía streaming para que la película tenga oportunidad de ser exhibida pronto por ese medio.

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