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Fue en febrero de 1991 cuando el filme “El silencio de los inocentes” irrumpió en las salas cinematográficas a nivel mundial, una historia de temática impactante que atrapó, no sólo a la audiencia, sino a la crítica, y acaparó reconocimientos.
Dirigida por Jonathan Demme, el thriller cuenta la historia de una agente del FBI que se ve obligada a mantener una estrecha relación con un asesino serial encarcelado, se estrenó en Estados Unidos y puso en las marquesinas el nombre de una joven actriz, Jodi Foster, y un consolidado Anthony Hopkins, que interpretó al personaje que marcaría una etapa de la historia del cine de este género.
La película fue bien recibida por el público, pero como un producto integral que tuvo atención en cada uno de sus elementos, también logró conquistar a la crítica y a la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, que le otorgó los premios a Mejor película, Mejor director, Mejor guión, Mejor actriz y Mejor actor, los cinco premios principales que pocos largometrajes han obtenido.
“Pasa a la historia como uno de esos casos en los que sí se complementan todas las aristas importantes de la realización cinematográfica, es decir, hay muy buen guión, muy buena dirección que entiende cual es el tono y el ánimo de la película y dos actuaciones fenomenales”, destacó en entrevista para Notimex el crítico cinematográfico, Arturo Aguilar.
Pero además, el filme realizado con un presupuesto aproximado de 19 millones de dólares, puso en boca de todos a géneros como el terror, el thriller, el drama y el suspenso psicológico, como ninguno hasta entonces, provocando inspiración y abriendo la brecha para nuevas historias que la televisión y el cine repetirían con los años.
“Se convirtió en un película que sirvió de inspiración en varios terrenos: el terror, el suspenso psicológico. Se puede ver algo de ella años adelante en ‘Seven’ (David Fincher, 1995).
No es la más original de las historias, pero se junta todo lo que da este relato muy profundo y reflexivo alrededor de un psicopáta que además, es como un juego de gato y ratón, de maestro y aprendiz, que resume muchas cosas que podemos ver en un montón de maestros en el cine”, explicó el periodista.
Además, su estreno se realiza en el momento exacto del inicio de la apertura de Hollywood de inicios de los 90.
“Fue cuando empezamos a tener cable en nuestras casas, pasamos de tener tres canales a 30 y en ese momento también se convirtió en un fenómeno poder ver muchos estrenos estadunidenses en las salas de cine”, expuso
“A partir de ese tiempo, se observa el alto consumo que tenemos de cine estadunidense, y no sólo en México”, destacó.
Pero el fenómeno, no sólo se generó por la historia como producto integral, sino que lanzó a la historia fílmica “Hannibal Lecter”, uno de los villanos más recordados y quien dio la oportunidad al público de crear empatía con el antagónico y loco de la historia.
“Este personaje permite al cine explorar de manera más arriesgada y realista a la mente humana. Un psicópata es lo más complejo de entender porque hay que saber qué los mueve, cual es su escala de valores y eso resulta enormemente interesante, y además, remueve el morbo que todos tenemos y eso hizo ‘Hannibal’.
Es uno de los primeros ejemplos de un producto de entretenimiento masivo que le apuesta a construir una empatía con el villano que también lleva el crear una incomodidad en el espectador y eso cambia las reglas del juego y de ahí fuimos como mucho más flexibles ante personajes así, eso te abre a un abanico de emociones y relaciones humanas, lo que no quiere decir que uno vaya a ser como él”, aseguró.
En opinión del crítico cinematográfico, “El silencio de los inocentes” también marcó una brecha en el pensamiento de los directores mexicanos que se dieron la oportunidad de crear nuevos contenidos.
“Funcionó como inspiración para directores mexicanos, fue una cinta que podía conectar fácilmente con el horror, terror psicológico, como en ‘Cronos’ o el programa ‘Hora Marcada’, realizada por Guillermo del Toro.
“Creo que a estos directores los influyó para hacer trabajos en otros géneros cuando se empezaron a ir los cineastas como Alfonso Cuarón, el propio Del Toro y demás”, expresó Aguilar.
A 25 años de su estreno, el legado sigue presente y ante la vorágine de contenidos y plataformas que ofrecen películas y series sin parar, “El silencio de los inocentes” sigue manteniendo un lugar especial en la historia y en el público.
“Ahora lo vemos como un buen ejemplo de lo que se puede aprovechar en el contexto en el que te toca jugar. El tipo de historia, el cómo está contada, puede ser un poco convencional, pero eso es un acierto, y revisitarla te deja ver como las cosas bien hechas no envejecen mucho y te hace ver por qué fue importante en su momento”, concluyó Aguilar.
cvtp