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cesar.huerta@eluniversal.com.mx
“Un hombre que fuerza sus límites, al final los encuentra”, dice Édgar Ramírez enfundado en su personaje de Bodhi, el carismático líder de una banda internacional.
El venezolano de 38 años ríe cuando se le pregunta su sentir al haber participado en la nueva versión de Punto de quiebre, cinta que hace dos décadas protagonizó Keanu Reeves y Patrick Swayze, que estrena el próximo viernes 8 de enero.
En ella comanda a un grupo de deportistas extremos de quienes se sospecha son responsables de una ola de crímenes.
“La historia fue hecha a la vieja usanza o, sea, la hicimos con atletas extremos, los mejores del mundo participaron y fueron nuestros dobles, nuestros supervisores y le dimos la vuelta al mundo”, detalla.
Ramírez es el actor venezolano más conocido en Hollywood, a donde llegó precisamente buscando conocer sus límites, como su personaje reza.
En 2007 fue reclutado por el realizador británico Paul Greengrass para integrarse al proyecto Bourne ultimatum y después vendrían en cascada Che, el argentino y la secuela de Furia de titanes.
Pero no lo dejó ahí. Siempre con un pie en su país natal, se metió a la producción de filmes como Venezia, protagonizada por el mexicano Alfonso Herrera y Libertador, en donde él mismo interpretó al héroe Simón Bolívar.
Ahora mismo espera el estreno de la cinta Hans of stone, donde da vida al boxeador profesional Roberto Manos de piedra Durán.
“Todo es trabajo”, dice escuetamente el actor nacido en Caracas.
“Para Hans of stone, la gente tiene que decirme si se cree lo que hice o no”, expresa sonriente.
En Punto de quiebre es el antagónico de Johnny Utah (Luke Bracey), un joven agente del FBI, quien se infiltra en la banda. Se rodó en locaciones de Venezuela, Suiza y México, entre otros.
“La estructura de la historia es la misma de la anterior: hay un agente infiltrado en lo que él considera puede ser una banda criminal, pero si en la primera eran surfistas, en este caso son deportistas extremos que ahora van con escaladas, motociclismo y vuelos extremos, lo cual va muy de la mano de los tiempo en que vivimos.
“En un mundo impactado por la tecnología ellos quieren infiltrarse en el sistema; hay quien los ha considerado eco terroristas”, destaca.