Madrid.— Es uno de los cómicos favoritos de Hollywood y, sin embargo, Jack Black asegura sentirse tan marginado en los premios de la Academia como muchos afroamericanos. “Los Oscar también discriminan a los comediantes”, aseguró el actor y productor. “En los Oscar hay premios para películas de animación, pero no de humor”, subraya el humorista, que pierde su sonrisa cuando reconoce estar “acostumbrado” a que la habilidad de hacer reír a la gente esté desprestigiada en Hollywood.

La polémica por la ausencia de actores de raza negra en las nominaciones a los Óscar y el consiguiente boicot encabezado por Spike Lee o Will Smith aún se comenta, y Black aprovecha para reivindicar el reconocimiento como actores de los cómicos.

En su carrera destacan títulos como High Fidelity, Shallow Hal, Tropic Thunder, Nacho Libre o Kung Fu Panda. Con School of Rock y Bernie logró ser nominado a los Globos de Oro, donde sí existe una categoría de comedia.

Goosebumps, su nueva película, basada en los libros de terror juvenil del mismo título, se estrenó ayer en Europa tras haber sido un éxito en taquilla en Estados Unidos, donde superó en su debut a películas como The Martian, de Ridley Scott, o Bridge of Spies, de Steven Spielberg.

En esta película familiar, Jack Black da vida a R.L. Stine, el creador de la saga Goosebumps, que vive una aventura de miedo con su hija Hannah (Odeya Rush) y los amigos de esta, Zach Cooper (Dylan Minette) y Champ (Ryan Lee), cuando los monstruos de sus libros escapan y atemorizan la ciudad.

Dice que ha añadido un toque “más oscuro” a su personaje, porque en la realidad Stine “es un encanto”, al contrario que el villano de la cinta, la marioneta viviente Slappy, a la que también da vida él mismo y que, confiesa, es su personaje favorito.

“Hacer de Slappy fue especial, todo un gozo. Es pura maldad, un verdadero villano, nunca había hecho un personaje como ese”, declara.

De política. Preguntado por quién le asusta más, si Slappy o Donald Trump, magnate inmobiliario y precandidato republicano a las elecciones de su país, Jack sostiene que le da más miedo la marioneta del filme y que con Trump se iría “de fiesta a la Mansión Playboy, porque parece que sabe cómo divertirse en grande”.

Un poco más serio, Black ruega a sus compatriotas: “Es tonto, no le hagan presidente (a Donald Trump)”.

Con quien sí se lleva a las mil maravillas el actor es con Rob Letterman, director de la cinta, con el que también coincidió en Gulliver’s Travels, así como con sus jóvenes compañeros de reparto, todos ellos adolescentes.

“Lo pasamos muy bien juntos haciendo cada escena, con todo ese vestuario y maquillaje encima, y los efectos especiales fueron increíbles”, asegura Black.

Producto del azar. Para el intérprete de 46 años, el “giro inesperado” de su vida fue empezar su propia banda de rock y “meterse de lleno en la música”, lo cuál ayudó a que, justo cuando tenía más dudas sobre si la interpretación era lo suyo, su carrera como actor de cine floreciera.

Esta semana, a la par que Gossebumps en Europa, se estrena en Estados Unidos la película de animación Kung Fu Panda 3, en donde interpreta la voz del protagonista, este panda y luchador marcial que llega a su tercera entrega dirigido por Alessandro Carloni y Jennifer Yuh. La trama de esta película gira en torno al reencuentro de Po con su padre y el viaje que emprenderán juntos.

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