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Detrás del “inofensivo humor” del filme Guerra de papás, el director Sean Anders pone en la mesa el tema del racismo hacia los negros, que desde la semana pasada tomó relevancia por la queja del cineasta Spike Lee porque la Academia no nominó este año al Oscar a ningún actor de color, por lo menos en las categorías principales.

En la película que se estrena este viernes, Griff (Hannibal Buress), un contratista negro que llega a reparar la casa de Brad Whitaker (Will Ferrell) acusa al dueño de despedirlo por racismo. Con tal de ser políticamente correcto, Brad lo recontrata e incluso acepta que viva gratis en su casa, aunque después el discriminado sea él.

En su visita ayer a la ciudad de México, Will Ferrell y Mark Wahlberg aseguraron que la intención de llevar este chiste acerca de la discriminación no era con un fin aleccionador, mucho menos con el afán de ser contestatarios, sólo era una parte divertida de la historia.

“No debería haber tanta controversia (hacia el presunto boicot de los negros al Oscar), somos actores y deberíamos enfocarnos en hacer buenas películas y dejar a lado tanta diferencia racial. Deberíamos buscar oportunidades iguales para todos los grupos étnicos”, señaló Ferrell.

Para ambos sólo es humor y en ocasiones consideran que el mundo debería ser menos políticamente correcto, enfocarse más en el trabajo y cada uno como actor tomar más las decisiones en sus manos, sin dejar que todo recaiga en los estudios de filmación.

“La pregunta que nos debemos hacer es qué estamos haciendo cada uno como actor para obtener mejores papeles, en vez de responsabilizar siempre a los estudios y las decisiones que toman. A mí me gustaría más diversidad incluso detrás del escenario, en la toma de decisiones, de qué se hace y qué no se hace”, expresó.

Wahlberg explicó que las exclusiones de La Academia siempre han existido y que siempre habrá algún actor, director o película que no haya sido nominada para competir por una estatuilla.

“Año con año siempre hay algo que creíamos estaría nominado y al final no lo logra, el tema es que en otras ocasiones han sido blancos los que han quedado fuera y por eso no se les ponía tanto énfasis”.

Para Wahlberg —nominado en dos ocasiones al Oscar como Mejor Productor por The Fighter y Mejor Actor de Reparto por The Departed— el problema radica en que algunos histriones hacen películas esperando reconocimientos, cuando deberían hacerlas por el placer de actuar y trabajar.

“Los premios no son la razón por la que hago filmes, no actúo por premios, las nominaciones muchas veces dependen de otros factores, más que de si la actuación o la película es buena. Busco que las cintas que hago sean exitosas porque de esa manera me invitarán a hacer más. Me ha pasado, he hecho películas que el estudio creía debían estado nominadas y al final no pasó”, contó el actor.

Blancos y discriminados. Aunque ambos son de raza caucásica, eso no ha impedido que a lo largo de su vida ambos se hayan sentido ignorados.

“Claro que me he sentido parte de una minoría y he sido discriminado; desde que tenía tres o cuatro años me di cuenta de que vivíamos en la pobreza y que todos teníamos que trabajar para pagar las cuentas y subsistir. A veces la gente es mala con los más necesitados y nosotros mucho tiempo tuvimos necesidades. Sin embargo sabía que si quería dejar de serlo y salir de ese círculo tenía que trabajar más que ninguno”, comentó Wahlberg.

Ferrell señaló que la mayoría de los comediantes como él han sido blanco de discriminación y bullying. “No quiero sonar tonto, pero los que estamos en la comedia siempre venimos de una minoría, eso hace que nuestro trabajo sea tan vivencial en nuestros sketches y rutinas”, comentó Ferrell, considerado el actor mejor pagado por People with Money, con una fortuna estimada en 46 millones de dólares.

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