El cineasta mexicano Arturo Ripstein quería haber llegado a ser otro cuando empezó a dirigir películas hace 50 años, pero hoy, con una carrera de medio siglo a sus espaldas, afirma sentirse reconocido fuera de su país y lamenta no ser profeta en su tierra.

Ripstein lleva un 2015 cargado de homenajes en diferentes partes del mundo a los que desde hoy se suma un ciclo retrospectivo de su obra en Pekín, organizado por el Instituto Cervantes y la Embajada de México en China.

"Han sido ya una serie de festejos gracias a la longevidad, a la contumacia y a la buena suerte. Terminando en Venecia fue en Toronto, después en Morelia, en México, ahora acá (Pekín) y terminando acá nos vamos a Santiago de Compostela", repasó el director.

El cineasta admitió sentirse más reconocido fuera que dentro de México, porque, insistió, en su país le cuesta "muchísimo" obtener una acogida similar.

"Es bíblico el asunto: nadie es profeta en su tierra, no te lo permiten", señaló Ripstein, quien abundó: "Representas un peligro. El pastel tiene un número de rebanadas y cuando te toca una, le quitas al otro, y la envidia, los odios y la revancha están a la orden del día".

En 2015 se cumple medio siglo desde que Ripstein filmó su primera película, Tiempo de morir, escrita por Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes.

"Tengo una vaga memoria de aquel jovencito que hizo su primera película hace 50 años con 21 de edad y una cierta nostalgia y una cierta ira de este joven más o menos petulante que pensaba que podía hacer las cosas y las cosas han sido totalmente distintas", evocó el cineasta.

Ripstein confiaba en alcanzar una trayectoria cinematográfica tan longeva como la que ha tenido e incluso esperaba obtener más reconocimientos.

"Pensé que sería muchísimo más y no, llegó hasta donde llegó. Se lo agradezco al destino, por supuesto, pero yo hubiera querido ser otro", reflexionó el director.

Ripstein ha celebrado sus 50 años como director con una nueva película, La calle de la amargura, presentada en los festivales de Toronto y Venecia y aún pendiente de estreno, en la que cuenta como guionista con su esposa, Paz Alicia Garciadiego.

La cinta se basa, de forma libre, en un hecho real, un doble asesinato de dos enanos luchadores a manos de dos prostitutas en Ciudad de México.

"Es una historia que me permitía hablar de un sector que a mi me interesa mucho, que es el de los ofendidos y humillados y además pasaba en el centro viejo de la Ciudad de México, una parte que me cautiva, porque tiene una vitalidad, una pulsación y una intensidad que en pocas ciudades se sienten", dijo la guionista.

Ripstein confirmó que La calle de la amargura no será su última película, porque "hay hambre", aunque su esposa no quiso avanzar ningún detalle sobre su próximo proyecto porque, si se habla de ellos antes "se salan".

sc

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