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cesar.huerta@eluniversal.com.mx
Era fines de 2012 y Mauricio Islas tomó su agenda telefónica y buscó los nombres, entre otros, de Adriana Barraza, nominada al Oscar, Mauricio Ochmann y Saúl Lizaso.
Con algo de nervios y quizá pena les llamó para invitarlos a un proyecto de cine que produciría.
No habría mucho dinero, así que se trataría de un favor entre colegas, al no poderles pagar lo que normalmente devengarían.
“Apenas comenzaba a decirles y me decían que sí, que ahí estarían”, recuerda aún emocionado.
Barraza se convirtió en su “mamá”, Mauricio en su antagonista y Lizaso, en un hombre interesado.
Jacqueline Bracamontes, otra convocada, pasó a ser reportera y su interés romántico en la historia.
Así fue confeccionándose Entrenando a mi papá, película que estrena el viernes en cines de la ciudad de México, inicialmente, para luego recorrer el interior de la República.
Islas interpreta a un portero de futbol profesional quien ha visto pasar sus mejores años, padece alcoholismo y tiene una hija adolescente. Una tragedia los ha unido y separado a la vez.
“La idea es que cuando salgas del cine abraces a tus hijos y ellos, a ti”. señala el actor.
Entrenando futbol. Islas no es muy aficionado al futbol soccer sino al americano, siendo fiel de los Pieles Rojas de Washington de la NFL.
Pero entiende, asegura, que el llamado balompié mueve al mundo y era un buen contexto.
Leonardo Zimbrón (Nosotros los nobles y Club de cuervos) apoyó en la producción rodada en locaciones de Cancún y que contó con la colaboración de los equipos profesionales Atlante y Cruz Azul, que en ese momento se encontraban jugando la final de Copa, así como de ex jugadores como Luis Hernández, Jorge Campos y Misael Espinosa, quienes tienen cameo.
Islas debió entrenar los movimientos del arquero y rodar escenas en la playa, donde la arena, pesa.
“Era hacer entrenamiento físico y era importante saber aventarse por el balón, despejarlo, parecer portero.
“Las escenas difíciles fueron las del juego en el estadio, porque era repetir muchas veces y había atajadas y varias cosas, pero era divertido y finalmente es mi bebé (el filme)”, subraya.
Entrenando a mi papá es el debut cinematográfico de Saraí Meza, su hija en el largometraje, bajo la dirección de Walter Doehner (El viaje de Teo).
En algún momento del filme, el personaje de Islas asegura que regresar al futbol no se trata de talento sino de ganas y ya no las tiene.
¿En algún momento el entrevistado ha pensado eso, como actor?
“Contestaré como Mauricio y como el personaje: como Mauricio nunca; me han pasado eventos buenos y no tan buenos, pero nunca me he cuestionado eso; ya como La Araña Salazar, pues uno nunca sabe lo que puede pasar en la vida para tomar decisiones y decir no es que no quiera, sino que no puedo, y la película es de eso, de las segundas y terceras oportunidades y tú ves si las tomas, o las dejas”, responde el histrión.