San Sebastián.— Benicio del Toro, ganador de un Oscar por la película Traffic, vuelve a estar en el corazón de la lucha contra el narcotráfico en Sicario, el filme de Denis Villeneuve ambientado en la frontera de México presentado ayer en la sección Perlas del Festival de San Sebastián.

“Es muy triste lo que está sucediendo en partes de México, la violencia se ha desbordado”, señaló el actor, casi un habitual del Zinemaldia, donde el año pasado recogió el Premio Donostia.

“Me viene a la mente lo que pasó en Iguala, en Guerrero, la desaparición de los 43 estudiantes. La investigación se demora, hay sospechas, pero no se da con los culpables. Son cosas que nos tocan a todos, especialmente si eres hispano”, añadió.

En Sicario, Del Toro interpreta a un consultor que, movido por la sed de venganza y con métodos poco ortodoxos, acompaña a un equipo de inteligencia estadounidense liderado por Matt Graver (Josh Brolin) a la zona fronteriza entre Estados Unidos y México para ayudar en la lucha contra los carteles de drogas.

En el equipo está también Kate Macer (Emily Blunt), una idealista agente del FBI que se enfrenta al clásico dilema de si el fin justifica los medios o si tiene sentido atenerse a las reglas, cuando el enemigo se las salta todas.

“Cuando leí el guión encontré ese ángulo muy interesante, porque es una guerra que la CIA y la DEA llevan 30 años luchando y nadie ha ganado, se mantiene un eterno empate”, señaló el actor puertorriqueño.

“Lo que plantea la película, y en particular mi personaje y el de Brolin, es: ‘vamos a hacer un último esfuerzo, a batallar el fuego con fuego, porque llevamos años batallando el fuego con agua y no se apaga’”, dijo sobre el filme dirigido por Denis Villeneuve.

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