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Jake Gyllenhaal considera que sus mayores virtudes en la vida son su determinación y su disciplina, aunque en ocasiones también odia ser así.

Para su nuevo papel en la cinta Revancha Jake fue más allá de lo que él mismo planeó, ya que a lo largo de cinco meses tuvo que subir de peso, cambiar su dieta alimenticia y aprender a boxear profesionalmente.

“Sabía que, si quería meterme en la piel de Billy (su personaje), tenía que pasar por lo que él vivía a diario”, dijo el actor en entrevista proporcionada por la distribuidora.

Su preparación para dar vida al boxeador Billy Hope consistió en entrenar seis veces a la semana por más seis horas diarias, teniendo un horario en el que se despertaba a las 4:30 y realizaba, entre otros ejercicios, mil abdominales y 100 sentadillas diarias.

Además, tuvo una alimentación alta en proteínas y rutinas de boxeo que hacían que se fuera a la cama a las 23:00 horas, diario.

“Dormí cinco horas”, dijo.

“No fue sencillo, estaba consciente que sería un trabajo arduo pero, si hay algo de lo que puedo estar orgulloso es de que, cuando me propongo algo, me esfuerzo hasta conseguirlo, aunque a veces odio esa parte de mí, ya sabes, ¿qué persona desea llevar a su cuerpo a límites a los que no esta acostumbrado? Me siento satisfecho con lo que logramos”, señaló.

En la película dirigida por Antoine Fuqua —responsables de filmes como Día de entrenamiento— Gyllenhaal se pone los guantes de Billy Hope, un boxeador que busca redimir su vida llena de excesos y depresiones tras la muerte de su esposa en un accidente.

Además, el protagonista de esta historia tendrá que luchar para tener la custodia de su única hija, quien tras la pérdida de su madre fue puesta a cargo del departamento de servicio social estadounidense, ante el desequilibrio emocional del boxeador.

El actor de 34 años señaló que, aunque muchas personas lo han cuestionado acerca de la manera en la que abordó la búsqueda de un padre por su hija, para él no fue difícil.

Dijo que la relación que existe entre padres e hijos no dista mucho de lo que ocurre con cualquier otro tipo de relación humana en la que puede existir amor, odio, felicidad y alegría.

“Haría cualquier cosa por un niño, si es cercano a mí o no. También me siento como en cualquier relación, lo bueno y lo malo, la lucha, el odio y el amor existe en todas partes, incluso con los padres y los hijos. Cuando un niño es amado y saludable, entonces se les permite expresar esos sentimientos aún más. Así que para mí, (actuar como un padre) no es diferente del resto de las relaciones afectivas”.

Emoción. Aunque aún no es padre, Gyllenhaal siempre ha sentido empatía por los niños y tras filmar la cinta (que llega a las carteleras mexicanas hoy) decidió apoyar a los infantes que llegan a los orfanatos y al servicio social. Al filmar durante algunos meses en esos centros, el actor se dio cuenta de las necesidades que estos menores enfrentan. “Es importante poner más atención en los menores, creo que cuando un niño es amado y sano, automáticamente es feliz, al permitirse ser él mismo y expresarse libremente”, dijo el histrión.

Gylenhaall añadió que la música jugó un importante papel en el filme en el que participan Rachel McAdams, Forest Whitaker y Naomie Harris. “El hip hop es importante en el filme, nos ayuda a meternos en la atmósfera de este peligroso y urbano mundo”.

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