cesar.huerta@eluniversal.com.mx
Todo mundo sabe del niño fantasma que aparece en una ventana del filme Tres hombres y un bebé, con Tom Selleck, así como de las misteriosas muertes durante el rodaje de El exorcista, de varios integrantes de producción.
Se dice que la casa donde se hizo Poltergeist, en los albores de los 80, se construyó arriba de un cementerio indio o en Cuarentena, versión hollywoodense de Rec, hay una secuencia en la que se observa cómo una niña sube las escaleras, sin existir ella.
¿Pero qué ocurrirá con lo sucedido durante la filmación de Kilómetro 31, la secuela, donde ya han pasado cosas raras en una mansión de las Lomas de Chapultepec, en la ciudad de México?
“Tenemos algo en una toma, lo hemos visto todos, pero para qué buscarle problemas al asunto”, dice Rigoberto Castañeda, director del filme.
“No sabemos si utilizarlo o no, no se si vaya a ser positivo o negativo”, agrega el egresado del Centro de Capacitación Cinematográfica, un poco temeroso.
Kilómetro 31 se filma seis años después de la primera parte.
Durante su hechura, también pasaron cosas que Castañeda, como ahora, pasó por alto.
En aquella ocasión se encontraban en el patio del Club de Periodistas, un edificio viejo en el Centro Histórico del DF, cuando gritó “¡corte!”, por la risa de un niño. Pero no había nada y el audio quedó como testigo.
En esa primera aventura comandada por Lemon Films, como ahora, la historia giraba sobre un niño buscando a su mamá.
Para la nueva entrega cinematográfica suceden varios secuestros de niños y se verá a una mujer tratando de encontrar a su pequeño.
“Hay una entidad que hace eso, le llamo así, porque no es fantasma, ni monstruo, pero que es increíblemente más agresiva”, comenta Rigo durante un receso.
Verónica Merchant dará vida una candidata a la presidencia quien pierde su hijo y es ayudada por Ugalde (Carlos Aragón), personaje que también apareció en la primera entrega, pero que ahora es el protagonista.
“Y vamos a hacer nuestra propias escenas de acción, ya me adiestraron un poco y vi que sí puedo, pero vamos a salir con eso para las últimas escenas”, dice Aragón orgulloso.
Con drenaje y niños. Si en la primera entrega el drenaje era un personaje dentro de la película que unía a dos tiempos y dimensiones, ahora no puede ser la excepción.
Y se aumenta a un niño protagonista, con cierta habilidad para captar fenómenos paranormales.
“Fueron seis meses de preparación y a los niños que íbamos viendo se sometieron a talleres; esta es una historia de terror, pero con thriller detectivesco”, subraya Fernando Rovzar, productor del filme.
Se contempla que la película tendrá 500 efectos visuales, más especiales en escenas importantes; se harán maquetas a escala de sets y habrá una gran inundación.
Roberto Ortiz es responsable del maquillaje, aunque no precisamente del ente que ataca la tranquilidad del lugar. “Será enteramente digital. En la primera parte se termina con la protagonista sin piernas, ¿cómo va a caminar?”, concluye Rigo misterioso.