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"Estoy viejo, no obsoleto". Con esa frase Arnold Schwarzenegger resume el espíritu de la quinta entrega de la saga Terminator, que se instalará en la cartelera cinematográfica a partir de hoy.
El mítico cyborg T-800 regresa a la pantalla grande con el objetivo de reescribir su pasado, en una realidad paralela construida por el director Alan Taylor. La cinta es unasecuela, pero también la reinvención de ese clásico de la industria de 1984 creado por James Cameron.
Terminator: Génesis podría leerse en dos capítulos. En el primero, el mundo está gobernado por las máquinas en un apocalíptico escenario que destruyó a casi toda la humanidad. El líder de la resistencia, John Connor (Jason Clarke), sabe que no resultará vencedor en ese distópico año 2029.
Por su madre se enteró del Terminator que viajó en el tiempo para matarla. Por eso decide enviar a Kyle Reese (Jai Courtney) 31 años atrás para protegerla. Aquí comienza el segundo episodio de la película, con una Sarah Connor (Emilia Clarke) muy distinta a la que esperamos, que traza las líneas de un futuro alterado.
Es precisamente este conflicto temporal el que le da cierto toque nostálgico a la trama. En esta recreación de 1984 se retoma a ese T-800 original, con una reproducción digital bien lograda de Schwarzenegger que resulta graciosa. Al igual que en la primera película, el robot se acerca a unos jóvenes en la calle para pedirles su ropa.
Pero aquí empieza a hilarse la nueva historia, cuando el cyborg de aquel tiempo se enfrenta con una versión más vieja de sí mismo. Otro T-800 fue enviado a la década de los setenta para proteger a Sarah Connor. Las reglas iniciales de James Cameron han cambiado.
La apariencia de Terminator es justificada por el material capilar con el que supuestamente están construidas las máquinas, que experimentan el mismo proceso de envejecimiento de los humanos. El comportamiento también va acorde con sus 67 años de edad, de actitud paternal hacia Sarah Connor.
Pero la pareja protagónica deberá viajar de nuevo en el tiempo. Tienen que matar a Skynet, que ahora planea acabar con la humanidad en 2017, disfrazado de un programa virtual llamado Génesis.
La quinta entrega de la saga es bastante entretenida. Sin embargo, la crítica estadounidense no ha sido tan benevolente.
Justing Chang, crítico de Variety, piensa que Terminator: Génesis se excede a la hora de reformular las premisas de las cuatro películas anteriores. "Está lejos de jugar en la misma liga de Jurassic World o Mad Max: furia en la carretera. Es un espectáculo ridículo y ligeramente deprimente", dijo.
Todd McCarthy, de The Hollywood Reporter, considera que para los espectadores será una prueba de fuego entender la trama. "Las escenas de acción se sienten como refritos difuminados, escenas que están ahí porque toca, carentes de creatividad visual, del mismo modo que la violencia es demasiado preparada".
Pero si en las entregas anteriores Terminator dejó su marca con el "hasta la vista, baby", o ese mítico "volveré" ("I'll be back"), en esta quinta oportunidad las canas de Arnold pasarán a la historia con ese "viejo, pero no obsoleto".
rad