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Todd Fisher se considera el custodio de los legados de su madre, Debbie Reynolds, y su hermana Carrie Fisher. Dice que es un papel que siempre ha desempeñado pero que ahora lo está ayudando a lidiar con el dolor de sus fallecimientos.
"Hay un vacío enorme en mi mundo sin ellas ahí", dijo Todd Fisher el miércoles desde el Hotel Roosevelt en Hollywood, donde exhibe algunos de los trajes que su madre usó en la gran pantalla como parte del Festival de Cine Clásico de TCM. "Me hace sentir mejor pensar que su legado no será desperdiciado u olvidado de algún modo. No voy a permitir que eso suceda".
Asistir a funciones de películas en el festival y mostrar los atuendos de "Cantando bajo la lluvia" y "La inconquistable Molly Brown" es solo el principio de lo que Fisher tiene planeado. Le gustaría ver la colección de su madre de vestuario y otros objetos incluidos en el Museo de la Academia de Cine que abriría en el 2019, y está organizando un "museo homenaje" por su cuenta en el Estudio de Danza Debbie Reynolds en Los Ángeles.
"It's only out of default porque no sé qué más hacer conmigo mismo", dijo Fisher, de 59 años. "Vamos a construir un pequeño museo homenaje para Debbie y Carrie. Vamos a preservar sus pequeñas salas de escritura y salas de estar, y entonces ahí estarán sus objetos personales... Creo que la gente lo encontrará interesante. Creo que les parecerá interesante ver los escritos de Carrie y ver el proceso".
Como es sabido, Reynolds coleccionó miles de prendas de vestuario y objetos de utilería de Hollywood a lo largo de su carrera y añoraba con verlos en un museo. Fisher dijo que su madre "creía que esos objetos eran tangibles, que uno podía ver e identificarse más con esas cosas que con un objeto en la pantalla".
"En un momento tuvimos 3 mil trajes, la colección más grande del mundo", dijo. "Cuando ella determinó en el 2011 que ya no podía manejar esto sola, hizo una gran subasta. Rompió todos los récords del mundo. Vendió el vestido del metro de Marilyn Monroe por 6,2 millones de dólares. Ella pagó 1.000 dólares por ese vestido".
Fisher dijo que cientos de objetos siguen en la colección de la familia, incluyendo una máquina de escribir de "El ciudadano Kane" y la mayoría de los atuendos que Reynolds usó en el teatro y el cine.
"Yo colecciono todos los trajes de Debbie", dijo. "Por eso ninguno se vendió".
Cuando el museo de la academia abra sus puertas, espera poder exhibir algunas piezas allí.
Mientras tanto, está trabajando en un espacio para rendir honor a su madre y su hermana en el estudio de danza, una tarea reconfortante y algo que cree que ellas hubiesen apreciado.
"Es parte del proceso para mí", dijo Fisher. "Hay muchos pensamientos y sueños y momentos en los que recuerdo cosas. Y esto sí me ayuda con todo eso. Sé que estoy haciendo lo que ellas hubiesen querido".
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