Charlie Sheen tuvo que hacer una parada inesperada en su viaje de vuelta de México para que su avión privado se sometiera a una inspección de estupefacientes.

La nave en la que la estrella televisiva regresaba de Cabo San Lucas fue obligada a tomar tierra en el aeropuerto de Brown Field (San Diego), para que la policía aduanera llevara a cabo un registro de drogas. El piloto, siguiendo órdenes del actor de 51 años, cumplió la orden de la policía federal y desembarcó todo el equipaje en la pista de aterrizaje para que pudiera ser rastreado por los perros.

En las fotografías difundidas por medios estadounidenses, se puede ver al intérprete hablando distendidamente con los agentes, mientras los canes olisqueaban sus maletas. Uno de los animales rascó una de las bolsas, pero una vez registrado por los agentes se confirmó que se trataba de una falsa alarma. Tras el visto bueno de las autoridades, el actor y sus acompañantes pudieron continuar el viaje de regreso a casa.

El año pasado, el protagonista de Dos hombres y medio tomó la decisión de retirarse a una comunidad en Rosario, Baja California, donde ha comprado tres pequeñas propiedades. Su intención es alejarse definitivamente de la vida de Los Ángeles a esta casa de 250 metros cuadrados, con tres dormitorios, cuyo precio ha sido muy asequible. "Me dijo que planeaba vivir allí a tiempo completo, que está cansado de su forma de vida en Estados Unidos. Él quiere hacer algo diferente. Está buscando un cambio. La residencia, en comparación con lo que tiene en Los Ángeles, es muy humilde", dijo una fuente cercana al actor.

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