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Para Mario Almada, el justiciero del cine mexicano, nunca hubo enemigo invencible, así fuera un bar completo en su contra o varios aliens dispuestos a matarlo, Almada siempre encontró cómo aniquilar al enemigo.
El cineasta Juan Antonio de la Riva destacó la fuerza expresiva con la que contaba Mario Almada, cualidad que dijo lo llevó a ser una de las leyendas más importantes del cine de acción en México.
De la Riva expresó su consternación por el lamentable fallecimiento y lo recordó como un hombre sencillo y entrañable.
“Esta sencillez que transmitía aún en sus películas más violentas le daba un aura de veracidad, credibilidad y verosimilitud ante los espectadores”, anotó.
Agregó que no un actor falso, creado o fingido, que hacía cosas heroicas sino que tenía una gran fuerza expresiva en su persona, “algo que lo impuso como el actor de decenas y decenas de películas”.
Mencionó que en su amplía filmografía sobresalen títulos entrañables, como su primera actuación estelar en la película “Todo por nada”, que dirigió Alberto Mariscal. Su trabajo en esta cita le valió la Diosa de Plata como Actor Revelación.
Desde entonces, indicó De la Riva, “se volvió una figura fundamental del cine de acción a finales de los 60 y de ahí hasta recientemente con películas como “El infierno”, de Luis Estrada.
El destacado cineasta expuso que no se debe ver a Almada como un actor de la época de oro, sino como uno prácticamente del cine contemporáneo de México.
“A él le tocó sostener a la industria mexicana y es que sus películas fueron muy taquilleras, aunque también fue llamado por directores como Felipe Cazals, en la película “Aquellos años”, donde interpretó al General Mariano Escobedo. Juan Ibáñez lo dirigió en “Divinas palabras” al lado de Silvia Pinal y Arturo Ripstein en “La viuda negra”, junto a Isela de la Vega
A pesar de que era un actor intuitivo, creado en el trabajo, en el aprendizaje de la técnica actoral cinematográfica, Mario Almada tenía una particular vocación dramática que le permitió encarnar diferentes personajes.
De acuerdo con De la Riva, “las mejores películas que hizo fueron al lado de Alberto Mariscal, quien lo dirigió en “Todo por nada”, “El sabor de la venganza”, “Los indomables”.
"También hay otras con Los Galindo, pero es difícil hacer una selección de sus mejores trabajos porque hizo películas para todos los gustos”.
Sobre sus lazos de amistad, el cineasta señaló: Tenemos tristeza y es natural porque compartimos momentos muy grandes durante la filmación de “Pueblo de Madera” y “Gavilán de la sierra”, y es que entre escena y escena platicábamos sobre sus recuerdos de su pueblo, de sus inicios en el cine, de su familia o de su hijo Mario, a quien aprecio mucho.
“Era muy grato charlar con él y la gente lo quería mucho. En una ocasión, durante la filmación de “Pueblo de Madera” tuvimos que recurrir a la policía municipal para acordonar el lugar donde estábamos filmando, porque estaban cientos de fans, quienes deseaban verlo”, añadió.
Compartió que “dada su sencillez, al corte de las escenas, Don Mario fue voluntariamente hacia la gente a fotografiarse con todos. Las señoras tenían una especial predilección por él, pues era un hombre muy varonil. Fue algo muy memorable, lástima que no teníamos cámara de video para mostrar lo que él provocaba”.
Luego de manifestar que con su muerte “se va una leyenda del cine mexicano”, De la Riva señaló que la generosidad de Almada era tanta, que aunque dudo en aceptar su papel en “Pueblo de madera”, al leer el guion aceptó sin mayor desenfado, pues le gustaba trabajar con nuevos directores.
Y qué decir de “El gavilán de la sierra”, para ese entonces ya era como mi tío Don Mario, mencionó De la Riva con gran tristeza.
Sin embargo, el cineasta refirió que entre los grandes momentos que ha vivido en su trayectoria profesional, cuando fue presidente de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC) tuvo el privilegio de entregarle a Almada el Ariel de Oro en 2013, por su desatacada trayectoria cinematográfica.
Finalmente, indicó que aunque Mario Almada tenía un rostro muy duro y una mirada muy penetrante, era un hombre bondadoso que lo mismo hizo cine de acción que westerns dirigidas al público infantil.
(Con información de Notimex)
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