Los restos de Juan Gabriel ya se encuentran en México y viajan rumbo a su casa en Ciudad Juárez, donde se llevará a cabo una misa y posteriormente un concierto con artistas allegados al cantante.
Las cenizas del intérprete fueron recibidas en medio de gritos, aplausos, pancartas y globos blancos.
Cientos de personas abarrotaron las principales calles de la urbe fronteriza para darle el último adiós al superastro, cuyos restos procedentes de Texas fueron trasladados a la casa del artista para recibir el primero de varios homenajes que México le rendirá.
El cortejo fúnebre, encabezado por la familia del intérprete, partió del Aeropuerto Internacional Abraham González de Ciudad Juárez rumbo al puente de la Avenida Lerdo, por donde ingresó a la ciudad para continuar su recorrido por las avenidas más importantes de esa ciudad, incluidas las calles Ignacio Mejía e Ignacio Zaragoza.
En la calle 16 de septiembre, donde se encuentra la casa en la que su madre trabajó como empleada doméstica que años después fue adquirida por Juan Gabriel, miles de personas lo esperaban con flores, carteles y globos blancos, mientras coreaban a todo pulmón "Amor eterno", su canción más emblemática, y otros de los temas más conocidos de su ídolo.
Las cenizas del Divo de Juárez fueron transportadas por seis hombres en una urna de cristal que se colocó en un escenario afuera de la casa del cantante, donde la noche del sábado La Sonora Santanera y otros artistas locales actuarían en honor al astro. El obispo de la diócesis de Ciudad Juárez, José Guadalupe Torres Campos, era el encargado de oficiar la ceremonia religiosa, en la que participaría la familia y sus seguidores.
Esta mañana, Gloria Trevi envió un arreglo floral a la casa del fallecido artista; desde su muerte el domingo en Estados Unidos por un paro cardiaco, mujeres, niños y ancianos se reúnen todas las tardes frente a "El Noa, Noa", el bar donde Juan Gabriel comenzó su carrera a fines de los años sesenta y que inmortalizó con una canción que lleva el mismo nombre.
Desde primera hora de la mañana comenzaron a llegar familias enteras con sillas y sombrillas para apaciguar los efectos del sol inclemente durante la larga espera.
El objetivo: estar en primera fila para presenciar la misa que esta noche oficiará el obispo de Ciudad Juárez, José Guadalupe Torres, en la casa del autor de éxitos como "Amor Eterno", "Querida" y "Yo no nací para amar", ubicada en la Avenida 16 de Septiembre.
Aunque la mayoría son juarenses, también han llegado de todos los rincones de la geografía mexicana como Torreón (Coahuila), Monterrey (Nuevo León) y Ciudad de México.
Un grupo de cuatro mujeres pertenecientes a un club de fans del artista llegó hasta la residencia para darle el último adiós al "Divo de Juárez", al que vieron en múltiples ocasiones.
Todas presumen las fotos que a lo largo de su vida se tomaron con el intérprete, incluida una de la fiesta a la que asistieron en la residencia del compositor de más de 1.500 canciones en el balneario mexicano de Cancún con motivo de su cumpleaños.
"Nosotras admiramos a Juan Gabriel, lo respetamos", dice una de las mujeres, todas orgullosas de haber formado parte del selecto grupo que participó en aquella velada.
Guillermina Valdés resume lo que piensan muchos de los admiradores de "Juanga", como cariñosamente le llaman los mexicanos: la tenacidad del artista para alcanzar su sueño, pese a los muchos obstáculos que se le presentaron en el camino.
"Tuvo que pasar por muchas cosas como ofensas y malos tratos llegar hasta donde llegó", dice Valdés al recordar que desde muy joven el artista cargaba cables y ayudaba a los músicos de los salones de baile para que le dieran la oportunidad de cantar.
"Cuando se llega a una meta muy fácilmente" esta se desvanece muy rápido, "él nunca perdió de vista lo que quería, así sufriera o pasara lo que pasara", y encontró en Juárez "a gente que lo cobijó, que lo arropó y lo apapachó para seguir adelante", sostiene.
Mientras sus admiradores entonan sus canciones, llegan a la casa de Juan Gabriel coronas de flores enviadas por sus amigos.
En tanto, los comerciantes no desperdician la ocasión para vender todo tipo de objetos alusivos Juan Gabriel: tazas, bufandas, camisetas, banderas y vasos tequileros a precios que van de 50 a 250 pesos (2,7 a 13,5 dólares).
Enfrente de la residencia blanca, que ocupa toda una manzana y está protegida por una reja verde, el bar Chevillote hace su agosto. "Hay que cobrar todo", dice Juan Huerta, el dueño del establecimiento, mientras sus trabajadores corren para atender a los admiradores de Juan Gabriel que a estas horas soportan los 33 grados de temperatura en un ambiente de fiesta, todo por el "Divo".
(Con información de AP y EFE)
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