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Volar es más común de lo que imaginamos, al menos mientras dormimos. ¿Quién no ha sentido esa sensación de sobresalto y libertad mientras surca los cielos en sueños? Científicamente esto se explica cuando nuestra fase de sueño profundo (NREM) da pie a otra en la que nuestro cerebro está muy activo (REM), esta alternancia provoca que nuestros neurotransmisores nos permitan sentir como real lo que nuestra mente imagina. Entonces, deviene el sobresalto.

Esta sensación también se da desde el punto simbólico: volar ha tenido siempre un significado para el ser humano, desde el que sólo admiraba a las aves primeramente, hasta el que las emuló creando naves que nos llevan a ver nubes desde una ventana. Así entendimos que con mucha constancia, dedicación e inteligencia, no parece haber imposibles. Quizá por ello todo lo que implica volar es liberador y a la vez desafiante.

La cotidianidad, ese simbolismo se refleja en los retos diarios, la única forma de sortear los nuevos desafíos es proveerse de paracaídas (psicológicos, económicos, emocionales...)... y saltar. Por eso esta guía está dedicada a quienes quieren dar ese salto literal, que les sirva como una metáfora para superar algún reto.

¿Quieres un ejemplo? Georgina Harwood, una mujer que el año pasado decidió celebrar sus 100 años de vida aventándose en un paracaídas. ¿Crees que no podrías hacerlo? No tiene que ser así, puedes empezar por un trampolín o sentir que fluyes en un kayak, la idea es vencer temores y liberarte, seguro será el inicio para que superes grandes desafíos.

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