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cesar.huerta@eluniversal.com.mx
Eugenio nació entre música de Wolfgang Amadeus Mozart, mediante cesárea y tras dos años de intentos de su mamá, quien entonces contaba con 41 de edad, para embarazarse.
“Era la última campanada de la naturaleza, ¡era de lo tomas o no!”, recuerda la cantante Eugenia León.
“Antes de eso no me cuestioné tener hijos, estaba muy inmersa en mi carrera y en mis relaciones que no terminaban bien (con hombres) que no querían hijos. Era decir ‘yo tampoco quiero (hijos)’”, recuerda la intérprete de “El fandango aquí”.
Entonces, a los 39, conoció al papá de su hijo. A los cinco meses se casaron y durante un par de años lo intentó. “Perdí a un niño, perdí a otro, las condiciones físicas no eras las mismas que cuando se tienen 30 años y apareció una bola de cosas genéticas que hacían que yo perdiera bebés, hasta que pegó”, exclama sonriente.
Han pasado 17 años. Fueron inicios estresantes y de alerta máxima con el primogénito. Un día Eugenia se cansó de no recibir lo mismo de su entonces pareja, que no contaba con trabajo, y esa relación se rompió para siempre.
A los conciertos, León llegaba cargando el bambineto donde dormía el bebé y, al entrar al escenario, lo encargaba al ingeniero o una edecán con cara de buena que se encontrara.
“Terminaba de cantar y resultó que él (su hijo) era insomne, cuando yo necesitaba dormir, él quería jugar.
“Mis sueños estaban completamente averiados: terminaba de cantar a las 11 de la noche y a las tres (Eugenio) despertaba y a las seis quería desayunar”, narra León, quien por vez primera da una entrevista y fotos con su hijo.
¿Alguna vez pensaste renunciar al canto o darte un descanso de dos años para atenderlo?
Nunca, porque de qué comíamos (risas). Vivimos exclusivamente de mis conciertos, si hacía eso, quebrábamos; he sido su mamá y también un poco su papá también, aunque él tiene su papá y lo adora.
Casi 90% de su manutención ha estado en mis manos y no me quejo.
Músico, no
De niño su mamá le puso clases de piano, hasta que él mismo dijo que no las quería. Por ahora no le interesa seguir los pasos de su mamá.
En la mira tiene tres cosas, entre ellas veterinaria y ciencia del deporte.
No hay problema, entre los dos se comunican mucho y han roto tabús, como el hecho que los padrinos de Eugenio, quien está por ingresar al tercer año de preparatoria, son gay y, sus madrinas, lesbianas.
¿Te gusta cómo canta tu mamá?
Sí, aunque ir a los conciertos con ella era más bien buscar con qué entretenerse, no podía estar parado todo el tiempo y era estar en los cables.
Creo que la base de cualquier relación entre los padres y sus hijos es que, si hay comunicación y transparencia, de poder hablar de lo que sea, eso es ahora lo más importante.
Me preguntan qué es tener una mamá así, yo digo que normal, para mí es mi mamá, no la cantante.
Eugenio, ¿vale la pena que un hombre esté cerca de un niño para sacar esto adelante?
Siempre he tenido el apoyo de mis dos papás, aunque sí debo decir que he tenido la mayor parte de mi mamá y he vivivo bastante bien.
Sí creo que solamente la mujer puede sacar adelante al hijo.