Desde el año 2000 se realizaron ahorros en el Servicio Exterior de México, aún cuando la globalización imponía mayores niveles de intercambios, de cooperación y de trabajo diplomático para tener presencia en un número cada vez mayor de países. Mientras otros países latinoamericanos como Brasil, Chile, Perú… expandían sus representaciones y fortalecían relaciones, México no hizo lo suficiente fortalecer su presencia e imagen en el exterior. Señalaba el embajador Enrique Berruga que México cuenta con 80 embajadas en el exterior, mientras Brasil tiene 144, Cuba 123, España 118, Sudáfrica 102. México fue en décadas anteriores uno de los países más reconocidos por su política exterior en el mundo. Se buscaron ahorros en diversos ámbitos lo que contrajo nuestras representaciones y debilitó nuestra política exterior en el escenario internacional.
La contracción de nuestra diplomacia no corresponde a los grandes cambios en el mundo, a la mayor interdependencia a través de la economía y el comercio, a las actuales turbulencias y también a un creciente número de mexicanos que viven en el exterior, principalmente en Estados Unidos, donde la población de origen mexicano (que va desde indocumentados hasta nacionalizados estadounidenses, que tienen ahora posibilidad de detentar las dos nacionalidades) es ya de 35 millones. Alrededor de 6 millones son indocumentados atraídos por el empleo, las oportunidades, la educación, la meritocracia, a pesar de la discriminación, buscan el nivel de vida que no encuentran en México. Por cierto, no son ilegales ni delincuentes, ni transgresores de la ley, son in-do-cu-men-ta-dos que en todo caso transgredieron medidas administrativas y que ahora son tratados como si fueran delincuentes.
Hoy es necesario fortalecer la representación y el trabajo en los Consulados Generales y de Carrera en Estados Unidos, con más personal y mayores recursos, por la complejidad de la situación de millones. Fortalecer, ampliar y reorganizar el nivel de protección es obligatorio en las actuales circunstancias. Ahí están las familias separadas, los jóvenes dreamers en la incertidumbre, las persecuciones y encarcelamientos crecientes, las deportaciones inmediatas, pero también están las muchas organizaciones civiles en defensa de los inmigrantes con los que los Consulados trabajan. Diplomáticos mexicanos han hecho de la protección de los connacionales su vida, su experiencia es importante frente a las necesidades de que protección que crecieron exponencialmente el último año.
Ahí están también las cuestiones comerciales, la negociación del TLCAN, las presiones, los aranceles y guerra comercial ya iniciada contra China, los países europeos, los cada vez mas complejos temas en un escenario internacional convulso. México puede fortalecer su política exterior de Estado, fortalecer su prestigio en los todos los foros internacionales, expandir su labor diplomática para apoyar los organismos multilaterales, todo ello de acuerdo con nuestros principios e intereses.
El nivel de los sueldos de quienes nos representan en el exterior es un asunto importante pero no único ni aislado. Hay cuestiones difíciles de solucionar, como que nadie gane más que el Presidente, sin duda, hay que considerar como un elemento central el costo de vivir en otro país y adecuar a ello los ingresos de los diplomáticos. Un ejemplo: el sueldo del próximo Presidente será de 108 mil pesos mensuales, eso equivale a 5,400 dólares, imposible vivir con eso en Japón, Francia, Gran Bretaña, Canadá… En París alcanzaría para un mes de renta en un departamento de menos de 30 metros cuadrados. No hay que inventar nada, sino partir del tabulador de Naciones Unidas para sus funcionarios en el exterior y reconocer realidades. Los sueldos de los diplomáticos mexicanos están hoy por abajo del nivel de países similares en América Latina. No han aumentado desde 1998, en 20 años. Es evidente que hay una realidad dolorosa, inaceptable, insoslayable con los sueldos de la inmensa mayoría de los mexicanos, con la pobreza y la desigualdad lacerante, con la gigantesca riqueza de unos cuantos… La abrumadora desigualdad en México es el más grave problema.
Por lo pronto el virtual Presidente electo anunció ya las tres más importantes designaciones diplomáticas: Marcelo Ebrard como Secretario de Relaciones Exteriores del próximo gobierno y Martha Bárcena como Embajadora de México en Washington (la primera mujer), así como Juan Ramón de la Fuente al frente de la Misión de México ante Naciones Unidas (la Cancillería, la principal Embajada y el principal organismo multilateral), tendrán una importante responsabilidad y representan el primer paso. Necesitamos un México fuerte en un escenario internacional muy complicado, ampliar y fortalecer nuestras relaciones y nuestra diplomacia es una tarea insoslayable que corre en paralelo con el fortalecimiento del Estado mexicano en el plano nacional.
Termino señalando que hoy mas que nunca, México requiere, unidad para fortalecer su política exterior, la defensa de los mexicanos, su imagen, y prestigio, con una diplomacia en expansión, activa y reconocida en todos los planos internacionales. En un mensaje del Ex Presidente de Uruguay José Mujica al próximo gobierno de López Obrador, concluía diciendo “suerte México, contigo la suerte de nuestra América.” De ese tamaño es la dimensión de lo que se espera de México y de la diplomacia mexicana en tiempos de turbulencia internacional.
Periodista y analista internacional