Despertó el viernes mal y de malas, y se lanzó de nueva cuenta contra México. Ya saben quién, tuiteó: “México no está haciendo nada para ayudar a detener el flujo de inmigración ilegal a nuestro país. Sólo hablan y no actúan. Lo mismo Honduras, Guatemala y El Salvador que han tomado nuestro dinero por años y no hacen nada. No les importa a los demócratas, vean las malas leyes. Podría cerrar la frontera sur”. El canciller Marcelo Ebrard respondió: “México trabaja en tema migratorio con Estados Unidos”.

¿Por qué el enojo del viernes? Hay razones múltiples: la Casa Blanca ha fracasado para detener la inmigración en la frontera con México a la que llama ilegal, siendo en realidad sólo indocumentada. En la campaña afirmó Trump que México pagaría por el Muro; no lo hizo. Fracasó la política de cero tolerancia y separación de familias, que creó un amplio rechazo en EU y en el mundo. Lo peor, persisten menores separados de sus padres que se cuentan todavía por más de mil, causando una crisis humanitaria sin que las familias puedan reunificarse por la forma en que se manejaron las separaciones. Fracasó la movilización militar a la frontera para apoyar a los actividades de la Patrulla Fronteriza. Instalaban alambres de púas sobre la parte superior de los muros existentes, descontento entre los militares. Nada cambió. Cierre parcial del gobierno (durante 35 días), con un elevado costo político, para lograr el presupuesto requerido para la construcción del Muro: no obtuvo el financiamiento buscado. Declaración de Emergencia Nacional por la “amenaza que representa la inmigración para la seguridad nacional”, prevalece hasta la fecha sin resultados. La crisis y las amenazas para la seguridad de EU que representan los inmigrantes en busca de asilo y de empleo, argumento que no convence ni soluciona nada. Desacuerdo de alrededor del 70% en la construcción del Muro según sondeos. Será construido en 57 millas nuevas con mil millones de dólares del presupuesto militar, con descontento al interior de las fuerzas armadas.

Hace unos días, el yerno y asesor de Trump, Jared Kushner, estuvo en México, en lo que se dijo fue una reunión (al más alto nivel) sorpresiva y amistosa mas que formal, en casa de Bernardo Gómez, directivo de Televisa, a la que asistieron el presidente de México y el canciller Marcelo Ebrard para dialogar sobre temas de interés común: la migración y el tratado comercial TMEC, pendiente de aprobación por los congresos de los tres países. ¿Habrá informado Kushner sobre la reunión y los temas que se abordaron? Seguramente lo hizo aunque no parece haber agradado la posición de México. Por cierto, ha habido insuficiente información pública. ¿Se habrá hablado sobre la decisión unilateral de EU y el desacuerdo de México de regresar a los centroamericanos que solicitan asilo a territorio nacional? Deberán permanecer en territorio mexicano hasta que se resuelva su petición de asilo, lo que tardará alrededor de dos años o más. México no está de acuerdo, pero EU lo impone de manera unilateral. México ha estado regularizando el ingreso de inmigrantes centroamericanos. Seguramente la caravana que viene crea gran disgusto en la Casa Blanca.

Las decisiones de política fronteriza y de migración debieran concitar el acuerdo entre México y EU, a través de un diálogo que favorezca el interés de ambos. La migración es uno de los grandes temas que requiere acuerdos bilaterales entre dos países vecinos con intercambios múltiples, únicos por su dimensión, duración y crecimiento, diversidad y complimentariedad. Basta observar las relaciones y los intercambios entre los estados y las ciudades fronterizas mexicanas y estadounidenses. Porque de múltiples formas la migración y la frontera son asuntos binacionales, en tanto de interés para los dos países, asuntos vinculados a la política interna y a la política exterior. Imponer políticas unilaterales no da buenos resultados, la experiencia reciente e histórica en la materia lo prueba. El problema es cuando se interpreta el fenómeno migratorio como agresión sin considerar los múltiples beneficios que tiene para los países e individuos involucrados. Estados Unidos ha tenido grandes beneficios de los migrantes mexicanos, durante la II Guerra Mundial, para la construcción de infraestructura, en la reconstrucción tras el huracán Katrina, para mencionar sólo tres. Las decisiones unilaterales, el enfrentamiento la violación de derechos humanos, la xenofobia no dan buenos resultados y la experiencia reciente así lo demuestra.

Las causas de la migración son fudamentalmente : pobreza, falta de oportunidades y violencia e inseguridad que amenaza incluso la vida de inmigrantes, así lo entiende el gobierno de México. La migración mexicana hacia Estados Unidos ha descendido, mientras aumenta la inmigración de países de Centro América a través de las fronteras con México. La frontera vive una crisis humanitaria, no una crisis de seguridad, entenderlo es fundamental para soluciones de mediano y largo plazo, Centroamérica requiere un equivalente a un Plan Marashall como el que EU desarrolló en Europa después de la II Guerra Mundial. Los países centroamericanos tienen economías devastadas, México ha insistido en la necesidad de que Honduras, El Salvador, Guatemala y Nicaragua recuperen su desarrollo. Y mientras eso sucede es necesario definir políticas fronterizas con acuerdos bilaterales entre México y Estados Unidos y compromisos también de los gobiernos de los países centroamericanos. En ese camino estamos. La Casa Blanca se equivoca al alentar los odios contra los inmigrantes, encender el racismo, el desprecio y las acusaciones de ser delincuentes y traficantes de droga.


Periodista, analista internacional

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