Se dispara el número de migrantes menores de edad que permanecen detenidos en Estados Unidos, son ya cerca de 13 mil. Mientras crece el número de familias que cruzan la frontera, según datos del Departamento de Seguridad Nacional (DHS). La situación es dramática si se considera que los albergues contratados para menores aumentó cinco veces respecto al año anterior, alrededor de 100, hay una enorme cantidad de menores encarcelados. Los datos revelan que pese a los esfuerzos gubernamentales para detener la migración, no desciende el número de menores que cruzan.
Por otra parte la reunificación de familias separadas por la política de cero tolerancia sigue siendo un desastre. Aún hay alrededor de 400 niños separados de sus padres, en la mayoría de los casos porque fueron deportados con engaños de que aquello llevaría a la reunificación. El total de familias migrantes arrestadas por cruzar ilegalmente la frontera aumentó en 3 mil 500 o sea 38% en el mes de agosto, respecto al mes anterior. Los menores solos que cruzan la frontera y el creciente número de familias que hacen otro tanto, evidencia el fracaso del endurecimiento de la política migratoria de Washington. Y evidencia también la violación del Acuerdo Flores, que obliga a dejar en libertad a familias con menores en un plazo máximo de 20 días.
Hay una política totalmente equivocada para abordar el tema de la migración a EU, porque no tiene en cuenta lo que la impulsa, como si se tratara sólo de un asunto de muro, policiaco, de cárceles y castigos que están muy lejos de ser efectivos. ¡No! Hay que reconocer realidades y diseñar políticas sociales. Del lado norte de la frontera, hay un sin número de abusos e irregularidades en los centros de detención. De este lado de la frontera, la CNDH denunció violaciones a los derechos humanos de por lo menos 122 migrantes, incluyendo por supuesto a menores de edad. La delincuencia hace lo suyo y lo que sucede en México con los migrantes centroamericanos es una tragedia y una vergüenza nacional.
La frontera sur de México es considerada por EU como un punto donde la obligación de autoridades mexicanas es trabajar como agentes de inmigración para EU, deteniendo los flujos migratorios. Difícil, vergonzoso y triste papel el que ha jugado México en los últimos años, desde 2001, para detener la migración centroamericana. Es una misión imposible. Porque la raíz de la migración hacia Estados Unidos tiene causas sociales, en la pobreza, la delincuencia, la falta de empleo, la criminalidad a la que está expuesta gran parte de la población de Guatemala, El Salvador y Honduras. Se afirma que la política migratoria de nuestro país es de 3D: detección de migrantes centroamericanos, detención y deportación.
Lo peor: ahora resulta que está sobre la mesa del actual gobierno y de la Cancillería de México una propuesta de Washington para otorgar a nuestro país 20 millones de dólares para deportar a centroamericanos en territorio nacional. Para continuar con la política que coloca a México como un filtro para la migración que se dirige a Estados Unidos. Lo hacemos ya. De 2013 a la fecha México ha deportado un promedio diario de 21 indocumentados, así, 625 mil centroamericanos retornaron a sus países.
Vergonzoso que ahora se pretenda que el gobierno saliente acepte el trato que está sobre la mesa, por 20 millones de dólares, destinado a deportaciones de centroamericanos que cruzan el territorio nacional y que no quiere Estados Unidos. Afortunadamente, quien será la próxima secretaria de Gobernación ha dicho que ese acuerdo no está sobre la mesa. Sin duda una importante tarea será la de revisar nuestra política migratoria. Porque los problemas de los países centroamericanos tienen hondas raíces que son las que hay que atender.
Y bueno sería empezar a comprender que las fronteras entre México y Estados Unidos y con Centroamérica son difusas.
Periodista, analista internacional