Todas las decisiones en Washington, todas las declaraciones, todos los posicionamientos del Ejecutivo, de legisladores, de políticos que contenderán en Estados Unidos forman parte ya de la dinámica electoral del 2020. El presidente Trump se mira a sí mismo reelecto para otro periodo en la presidencia. Otros muchos posibles candidatos, sobre todo del Partido Demócrata y uno que otro del Republicano se posicionan ya en la primera fase de la contienda: elección de candidatos. La política se polariza y dificulta las relaciones y más aún los acuerdos entre los dos partidos, que buscarán la mayoría en el Congreso. Al mismo tiempo, se enrarece la política con el informe de la investigación de Mueller, sobre la intervención de Rusia en las elecciones de 2016 para fortalecer la campaña de Trump. Se desconoce aún en su totalidad el informe, mientras la discusión se polariza sobre los resultados de la investigación. Los demócratas en la Cámara de Representantes profundizan y amplían la investigación mediante comparecencias y testimonios.
Trump endurece sus políticas hacia México y la inmigración centroamericana, hacia Europa y la OTAN, hacia China, hacia Irán, hacia Venezuela, hacia Cuba, hacia Corea del Sur y Corea del Norte, igual lo hace con sus políticas bélicas que sociales y de derechos humanos. Aumenta la xenofobia contra los inmigrantes. En todos los casos siempre en defensa de los intereses de EU y de la seguridad nacional. Crece la inmigración en caravanas compuestas fundamentalmente por familias que llegan por miles a la frontera de México con Estados Unidos, la mayoría pidiendo asilo, se tensa la situación en las ciudades fronterizas a ambos lados. Otra afrenta: EU movilizó fuerzas militares a la frontera para contener el flujo y apoyar a la Patrulla Fronteriza. Las ciudades mexicanas en la línea divisoria tienen estancados a miles de migrantes, surgen posiciones racistas. Miles esperan ser asilados o cruzar por motivos económicos; la mayoría provienen de Guatemala, Honduras, El Salvador.
México, a través del presidente López Obrador, da un giro a la compleja y tensa relación con EU: Nada de enfrentamientos con Trump, “amor y paz”, la cooperación y una buena relación y respeto. La nueva política considera que si la migración tiene un origen social, lo que es necesario desarrollar es el crecimiento económico y la disminución de la desigualdad en la región, las comunicaciones y una creciente cooperación. La CEPAL presentó ya un programa de desarrollo económico, bienestar social, sustentabilidad ambiental, gestión integral del ciclo migratorio, en cuyo eje está buscar el desarrollo de Honduras, El Salvador, Guatemala e incluso el Sur de México. Los cambios profundos llevan tiempo, los resultados se verán en unos 10 años. El financiamiento es crucial, correría a cargo de los países de la región y de EU; anualmente ascendería a 10 mil millones de dólares. El canciller Marcelo Ebrard presentó ya el programa en Washington al Departamento de Estado y al Ejecutivo a través de Jared Kushner.
Mucho ha cambiado la relación México con EU. En general los presidentes de México consideraban la relación con EU como una relación importante por la vecindad y a la vez políticamente muy compleja por la diversidad de temas e intereses que la circundaban. Para varios presidentes hasta 1988, América Latina tenía un peso político central basado en identidades culturales, políticas e históricas. La relación cambió a partir del sexenio de Carlos Salinas de Gortari por la negociación y la firma del TLC en 1992 y su entrada en vigor el 1o. de enero de 1994. Así nació una interdependencia comercial y económica que se desarrolló a lo largo de décadas. México pasó del déficit comercial en los intercambios con EU al superávit comercial. La frontera México-EU floreció con una enorme vitalidad. La migración circular se mantuvo durante décadas y los inmigrantes mexicanos se fueron asentando en EU. Había muchos indocumentados de distintas nacionalidades. La reforma migratoria de Ronald Reagan regularizó a cientos de miles. Pero esa es otra historia
Hoy, como nunca antes en tiempos recientes la relación de México con EU se desarrolla en la incertidumbre y con tensiones crecientes. Frente a la cercanía de la elección presidencial en 2020, Washington está entrando en una dinámica en la que se tensa la política tanto en el Ejecutivo como en el Congreso. En 2016, en la campaña electoral del ahora presidente Donald Trump, México y los inmigrantes mexicanos fueron objeto de ataques xenofóbicos permanentes. Como nunca lo había hecho ningún otro candidato, llamó a los inmigrantes mexicanos “violadores, ladrones, traficantes de droga”. Puso en el centro la necesidad de construir un muro en la frontera para garantizar la seguridad. En síntesis puede afirmarse que utilizó un tinte agresivo y antimexicano, con un slogan gritado con frecuencia: “Build a wall, kill them all”. Se puede prever que la campaña electoral de Trump para su reelección tendrá también un componente antimexicano. Le dio resultados en 2016.