Diciembre de 2017 el Presidente Donald Trump logró que el Congreso aprobara, gracias a la mayoría Republicana en ambas Cámaras, la reforma fiscal más importante desde 1986. En ambas Cámaras los Demócratas votaron en contra por ser una reforma que beneficia de manera permanente a los más ricos con una importante reducción de impuestos y porque representa un aumento de 1.5 billones de dólares del déficit fiscal que aumentará la enorme deuda que asciende al 125% del PIB anual y que pesa sobre las finanzas públicas. En 2017 el Congreso está dividido, el país también. El triunfo de Trump con la aprobación de su primera ley, representa la fuerza pero también la debilidad de la política de Trump que no se apoya en el consenso bipartidario –aún cuando fuera limitado--, que no construye acuerdos sino que impone y divide aún más a un país ya dividido. Pero sobre todo que aumentará la desigualdad, uno de los problemas sociales más graves de Estados Unidos. Trump logró la mayoría con un solo partido, construida en beneficio de los más ricos. Y como no pudo aprobar la reforma de salud, agregó como parte de la reforma fiscal la eliminación de la penalización a quien no compra seguro médico. Con eso pudo anunciar victoria completa: reforma fiscal y rechazo al Obamacare, tras el fracaso de a nueva ley de salud que no pudo ser aprobada por el Congreso.
La parte fundamental de la debilidad de la reforma fiscal se encuentra en la desproporción en que se reducen los impuestos a los más ricos, a los desarrolladores inmobiliarios, a las grandes corporaciones… (de 35% al 21%) de manera permanente. Mientras para los trabajadores de ingresos medios y bajos habrá un recorte impositivo mucho menor y de manera sólo temporal. Las mayorías absolutas pueden aprobar lo que sea, pero van tejiendo su propio fracaso en este caso anclado en la desigualdad creciente, el golpe será evidente para la base social de Trump. Habrá repercusiones económicas sobre todo en los países con importante relación económica y comercial con EU que presionará a la reducción de tasas impositivas, lo que es una mala noticia para México.
Las encuestas publicadas por Pew Research Center y del WashingtonPost-SurveyMonkey Poll, recogen la percepción de los estadounidenses del año de 2017 en relación con las políticas del gobierno en un país dividido, con descontento social y en el que priva la incertidumbre.
Al terminar el año, la confianza pública en el gobierno de Trump se encuentra en uno de los niveles más bajos, según encuesta de Pew Research hay poca confianza en el gobierno federal entre miembros de ambos partidos que viene desde 2015 y que también se expresó en la crisis económica al finalizar el gobierno de George W. Bush en 2008. Pero Trump tiene los más bajos niveles de apoyo popular en torno a sus políticas públicas, y en particular respecto a las políticas de salud (health care) que se redujo de 56% a 36%, frente a la pobreza, al medio ambiente y de respuesta a los desastres naturales. Aumentó ligeramente el apoyo al manejo del sistema de inmigración de Trump, que en 2017 alcanzó 32% contra 28% en 2015.
La encuesta publicada por el Washington Post, destaca que al interrogar a los estadounidenses sobre como vivieron el año de 2017 la palabra más utilizada fue “caótico”. Entre las más frecuentes destacan palabras como loco, retador, tumultuoso, horrendo, decepcionante, intrigante, desastroso, aterrador y perturbador. Cuatro veces más personas describieron el año con una palabra negativa. Algunos, los menos, expresaron que el año fue grandioso, y bueno. Otros asumieron una posición neutra: un año lleno de acontecimientos, ajetreado, ok. Minoritariamente hubo expresiones positivas que consideraron el año como grandioso y expresiones neutras como un año lleno de acontecimientos, ajetreado.
Una cuestión que llama la atención en la interpretación de la encuesta del WP es que por lo general los estadounidenses son consistentes y cuando la economía va bien con empleo y crecimiento, el mayor número de personas consideran que el país va en la dirección correcta. Sin embargo, al concluir 2017 pesa un ambiente pesimista a pesar de que mayoritariamente están contentos con la economía. Lo que refleja la encuesta es polarización y frustración con Washington y antipatía hacia el Presidente Trump. A pesar de lo cual, seis de diez consideran que va bien la economía y que en lo personal fue un buen año.
Y sin embargo, el 58 por ciento dijo que 2017 fue un mal año para el país en su conjunto, para el rol de Estados Unidos en el Mundo, para las relaciones de raza, pera la cobertura mediática, para el sistema político y el presidente. El 66 por ciento indicó que el país va en dirección equivocada. Mientras Trump insiste en que la fortaleza de la economía muestra que está haciendo un buen trabajo, “la razón de que el mercado de valores sea tan exitoso es por mi.” El 59% de los Republicanos dicen que el país va en una buena dirección.
Pero resulta que Trump tiene el nivel más bajo de aprobación comparado con los últimos tres presidentes: Clinton 52%, Bush 86%, Obama 49% y Trump 36%. De entre el 85% que se refirieron a problemas no económicos, la insatisfacción con el gobierno por su débil liderazgo, el siguiente tema fueron las relaciones de raza o racismo, la política de salud (health care) y la no-unificación del país.
Según la encuesta de Pew Research, considerando los resultados de conjunto, sin divisiones partidarias, las políticas de Trumpo con una mayor oposición fueron (1) poner fin al DACA, protección contra deportación de jóvenes indocumentados que llegaron a Estados Unidos siendo niños con 86% en contra; (2) poner fin al regulaciones del clima (establecidas por Obama): (3) salida de Estados Unidos del Acuerdo de París sobre el Clima; (4) prohibición migratoria para musulmanes de varios países. La construcción del Muro en la frontera con México es rechazado por mas del 60% de la opinión pública.