Tres cuestiones evidenciaron las elecciones intermedias en Estados Unidos: los demócratas avanzaron de manera sustantiva al recuperar la mayoría en la Cámara de Representantes, algunas gubernaturas y posiciones locales; EU es y seguirá siendo un país dividido entre su población rural y urbana; hubo importantes éxitos políticos, una vigorosa y nunca antes vista presencia política de mujeres y minorías. Por otro lado, destaca, en los días posteriores a las elecciones, que el presidente se prepara para fortalecer sus políticas. Cuenta para ello con un Congreso dividido por el triunfo de los republicanos en el Senado.
Sin tiempo que perder, el presidente Trump intentará avanzar con una base política evidentemente consolidada, aunque diezmada. El referéndum de su gobierno tiene una doble cara: por un lado, la pérdida de importantes posiciones políticas: en primer lugar la Cámara de Representantes con mayoría demócrata; así como en los gobiernos de Wisconsin, Michigan y Kansas, estados cruciales que había ganado hace dos años. Por otro lado, destaca la consolidación de su base social y de los republicanos, ambos diezmados. Trump declaró su triunfo al mantener su mayoría en el Senado. La división del Congreso y una mayoría demócrata en la Cámara de Representantes no es una cuestión menor, pues tiene el poder del presupuesto, de supervisar al presidente, de investigar y de enjuiciarlo. Un cambio radical en sus siguientes dos años de gobierno.
Los demócratas con la mayoría en la Cámara de Representantes podrán revisar las políticas migratorias de Trump que condujeron a la separación de padres e hijos en la frontera sur, investigar casos de conflictos de interés, controlarán el gasto del gobierno, pueden impulsar una decisión favorable al programa DACA, está en la indefinición la situación migratoria de decenas de miles de jóvenes. Pueden incidir en el manejo legal de las políticas de asilo.
Cambia el balance de poderes, hasta ahora Trump contó con un Congreso de mayoría republicana en las dos Cámaras y con la Suprema Corte de mayoría conservadora. Es decir, tuvo el control de los tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial. El avance de los demócratas establece un nuevo desequilibrio, lo que no es un asunto menor. La polarización política es tan grande y tan profunda que es difícil pensar en acuerdos entre los republicanos y los demócratas. No hay diálogo posible entre dos visiones políticas tan distintas y, sobre todo, tan enfrentadas si no hay voluntad política.
Al día siguiente de las elecciones Trump regresó al combate y habló de los acuerdos bipartidarios, y de la unidad pasó a la agresión y las amenazas contra los demócratas y el despido del fiscal general Jeff Sessions, remplazándolo por alguien políticamente más cercano, Matthew Whitaker, al tiempo que pasó encima de Rod Rosenstein como supervisor de la investigación de Mueller, que fue sustituido por Whitaker. Rosenstein había sido respetuoso y había defendido la independencia de la investigación de Mueller. Whitaker había fijado posición diciendo que consideraba que Mueller iba demasiado lejos, de acuerdo con informaciones de distintos medios. La investigación se encuentra cerca de su etapa final. Los demócratas han dicho que investigarán el inusual despido de Sessions, cuando la investigación parece llegar a su etapa final.
Los otros dos temas sobresalientes que apuntan hacia endurecimiento de políticas de Trump tienen que ver con la migración y la prensa. Trump dijo que los migrantes hacia Estados Unidos sólo podrían declarar que están en busca de asilo en determinados puntos migratorios de la frontera. Lo que va en contra de la ley de EU e internacional en materia de asilo, ya que rechazaría el asilo, ilegalmente al no tener en cuenta las circunstancias en que huyeron de su país. Por lo que la nueva disposición sería rechazada, afirmó Omar Jadwat, director de la Unión Americana de Libertades Civiles.
Finalmente, durante la conferencia de prensa del pasado miércoles, Trump después de una confrontación con el reportero Jim Acosta de CNN, y con otros reporteros, suspendió la autorización de Acosta de entrar a la Casa Blanca. Ningún presidente en EU lo ha hecho, ni siquiera Nixon en su mayor crisis, a pesar de que también odiaba a la prensa, pues investigaciones periodísticas y filtraciones aceleraron el fin de la guerra de Vietnam al publicarse los Pentagon Papers y fueron pilar de la investigación de Watergate que desembocó en la renuncia de Nixon inmediatamente antes de ser destituido.
Los demócratas tienen una gran responsabilidad política: hacer un trabajo efectivo, sólido y honesto, con decisión y habilidad, sin estridencias e incluyente, con resultados positivos, creciente y con apoyo ciudadano. La siguiente parada del tren electoral es la elección presidencial en exactamente dos años.
Periodista, analista internacional