Es necesaria una intervención militar. No, los venezolanos deben resolver el conflicto a través del diálogo político. El choque es evidente entre la posición de Estados Unidos y la de Rusia frente al conflicto en Venezuela y los intentos por derrocar a Maduro por la oposición encabezada por el autodesignado presidente encargado Juan Guaidó, quien cuenta con el apoyo incondicional de Estados Unidos desde el día mismo en que se declaró presidente, o de días antes, según diversos analistas.
La víspera de la reunión de Donald Trump y Vladimir Putin en Finlandia, el canciller ruso Serguei Lavrov definió claramente la posición de Rusia en contra de la intervención de Estados Unidos en el conflicto. El diálogo, sostenido en Moscú, con el canciller venezolano Jorge Arreaza fue políticamente oportuno para advertir al gobierno estadounidense que Rusia apoya a Maduro y que rechaza la posible intervención militar en Venezuela que pretendería incluso cambios importantes en la geopolítica de América Latina. ¿Regreso de la guerra fría entre las mayores potencias nucleares? Otra cara de la geopolítica mundial.
Indudablemente la situación de Venezuela es complicada. La posición de Moscú es clara: se trata de un conflicto que deben resolver los venezolanos; es decir, sin injerencia externa a través del diálogo político. Esa política coincide con lo que ha sido la posición de México, encabezada por el canciller Marcelo Ebrard, bajo tres principios: no intervención, solución pacífica de las controversias y respeto a la autodeterminación de los pueblos.
Moscú considera que es un intento de golpe de Estado el autonombramiento del “presidente encargado” con el apoyo de Washing-ton que amenaza con una intervención militar en Venezuela. No hay lugar a dudas: Lavrov caracterizó el apoyo al presidente Nicolás Maduro como “de principios, consecuente y firme”. ¿En América Latina comienza a revivir el recuerdo de los golpes de Estado auspiciados por Washington en la década de los 70 en Chile, Bolivia, Brasil, Uruguay, Argentina…?
Frente al conflicto en Venezuela dos políticas se enfrentan: Estados Unidos a través de su secretario de Estado, Mike Pompeo, afirmó que el presidente Trump había dejado claro que deseaba que se fueran todos de Venezuela y eso incluía a los rusos. Lavrov, por su parte, al inicio de la reunión con el canciller Arreaza, advirtió que EU debía abandonar sus planes irresponsables (lo que es una advertencia sobre las amenazas de intervenir militarmente en Venezuela).
En días recientes ha circulado información de que ya se prepara en el Pentágono una acción militar “con todas las opciones sobre la mesa”. Lavrov llamó a Estados Unidos y a todos aquellos que lo apoyan a actuar exclusivamente en el marco del derecho internacional.
Con su última carta maltrecha, Guaidó reconoció que se quedó corto y que tal vez necesitaría más militares de su lado y más funcionarios. Sin duda, hubo un cálculo equivocado por parte de la oposición contra Maduro: se lanzó como si fuera el enfrentamiento final y se quedó sin poder avanzar hasta donde hubiera querido.
Calculó mal el apoyo de los militares venezolanos que fue muy minoritario y la respuesta de la oposición en las calles. Sin duda golpeó a Maduro, pero quedó lejos de derrocarlo, lo que obligó a Guaidó a voltear hacia Washington, que encabezado por el asesor de Seguridad Nacional John Bolton y Pompeo está siempre dispuesto a actuar y a apoyar. Por eso la Casa Blanca intensifica la presión. Viola el derecho internacional al involucrar a terceros países castigados o amenazados por apoyar a Maduro. En el caso de Cuba se fue al extremo aumentando las sanciones económicas y amenazando con llevarlas a su nivel más alto y exigiendo que salgan de Venezuela militares cubanos. No hay tales, respondió el presidente Miguel Díaz-Canel. Moscú y todos los aliados de Maduro deben salir de Caracas, advirtió Pompeo.
La oposición encabezada por Guaidó, salvo grupos extremistas, no ve con buenos ojos una posible injerencia militar de Estados Unidos en el conflicto, lo que puede suponer un obstáculo político para Guaidó que haga inviables las acciones más extremas para derrocar a Maduro. ¿Cómo reaccionarían los venezolanos? ¿Qué significaría para otros países, incluso teniendo gobiernos de derechas ultraconservadoras como Brasil, Argentina y Chile?
Una intervención militar de Estados Unidos en Venezuela requeriría el apoyo del Congreso, difícil de obtener en la actual situación política. Además, se tendría que llevar la posible intervención militar al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, donde no pasaría: China y Rusia tienen derecho de veto. Para Trump sería un duro golpe cuando ya arranca su campaña electoral para un segundo periodo. ¿Sería posible intervenir a través de militares de terceros países? Mucho muy complicado.
Internacionalista