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En la entrega anterior planteamos la necesidad de acelerar la transición hacia fuentes de energía renovables y menos contaminantes. Es decir, caminar hacia la electrificación del transporte en sustitución de los combustibles fósiles, o hacia el almacenamiento de energía en instalaciones masivas de baterías de última generación, las cuales pueden suplir a las plantas de gas para satisfacer los picos de demanda.
Para llegar ahí se requieren políticas que incentiven a adoptar el cambio tecnológico, haciendo atractiva la inversión y dando certidumbre. China se ha puesto la meta de tener al menos el 20% de su parque vehicular electrificado para 2025, el estado de California en EU apunta a 5 millones de vehículos eléctricos para 2030, y a lograr que la mitad de la electricidad que consume provenga de energías renovables, como eólica y solar.
En Europa, Noruega es el líder con más de 20% de las ventas de autos con cero emisiones y el objetivo de llegar a 100% en 2025. Reino Unido y Francia están avanzando hacia la prohibición de la venta de vehículos a gasolina y diésel para 2040, India ha sido incluso más ambiciosa al anunciar esa misma medida a para 2030.
Para lograr esto, sus gobiernos están tomando un papel activo con medidas que van desde incentivos fiscales a la investigación, desarrollo e inversión en estas tecnologías, subsidios directos a la adquisición de vehículos eléctricos, hasta exenciones de impuestos, carriles exclusivos, exención de cuotas de estacionamiento y peaje, entre otros.
Estos países están invirtiendo en el futuro de sus economías y en el bienestar de sus habitantes. Las actividades de investigación y desarrollo, así como las empresas de vanguardia tecnológica son las que generan más empleos con altas remuneraciones, algo que también nos plantea otro tipo de retos.
Hoy estamos orgullosos, y con buena razón, de la relevancia internacional que ha alcanzado nuestra industria automotriz. Es la cuarta exportadora a escala global, es la segunda generadora de divisas netas para el país y genera millones de empleos con prestaciones sociales y salarios muy por encima del promedio nacional.
Sin embargo, el cambio hacia los vehículos eléctricos puede poner en riesgo esta posición si no nos aseguramos de generar los incentivos adecuados con políticas públicas de vanguardia.
Tenemos que trabajar en equipo con las armadoras, invertir en tecnología de baterías, asegurar la disponibilidad de los minerales con los que se fabrican, ya que son muy diferentes a los que se utilizan en la producción de vehículos de combustión interna, entre muchas otras acciones.
Considerando todo esto, ¿de verdad hace sentido que estemos discutiendo si el sector privado debe participar en el sector energético? ¿De verdad tiene sentido seguir apostando y destinando recursos públicos a un sector petrolero cuya aportación a la economía global podría empezar a declinar de manera definitiva tan pronto como 2020, de acuerdo con la Asociación Internacional de Energía?
La inversión en una sola refinería de última tecnología es de alrededor de 5 mil millones de dólares y es un negocio donde los operadores privados obtienen márgenes operativos de menos de 6% en promedio, que además están sujetos a los vaivenes del precio del petróleo y que por si fuera poco genera productos altamente dañinos para el medio ambiente.
¿Es ahí a donde queremos destinar los recursos de los contribuyentes, sobre todo cuando hay tantas y tan diversas necesidades? ¿O más bien queremos invertir y promover el desarrollo de nuevas fuentes de energía y en la conservación del medio ambiente? Esas son las preguntas que demos hacernos antes de tomar cualquier decisión.
La Reforma Energética fue un gran paso en la dirección correcta al liberar a la economía de las restricciones de un sector ya maduro y en pronto declive, permitiéndole buscar la mejor manera de satisfacer la demanda de energía.
Después de analizar el rumbo del mercado energético mundial, queda claro que la Reforma es sólo un primer paso, hay mucho trabajo coordinado por hacer y muchas respuestas que encontrar. Al igual que en el resto de los sectores, estas respuestas no las encontraremos regresando al pasado.